Tuesday, December 20, 2011

George... what else?



¿Hasta dónde llegarías por el amor de un can? Mr Nespresso lo tiene claro: si hay que pringarse, me pringo… literalmente… o eso es lo que asegura en una entrevista de la revista Esquire.

Al parecer, el bueno de Yorch tenía mono canino desde hace un tiempo, así que se le ocurrió iniciar la búsqueda compañeril vía internet. En la página web de un refugio de animales, vio un video de un perrito llamado Einstein, e instantáneamente, comenzó a escuchar violines: ¡aquel perro tenía que ser suyo!

Cuando llamó al refugió, Clooney pensó que el asunto sería pan comido, pero ante su entusiasta “¡me gusta Einstein!”, recibió un seco “vale, pero no sabemos si a Einstein le gustas tú”. Entonces, el actor se tragó su ego de estrella e insistió en verlo, siguiendo el procedimiento habitual. Los encargados de la protectora le aseguraron que lo llevarían a su casa para tener un encounter, pero que si el perro lo rechazaba, no había suficientes cápsulas de nespresso como para poder comprarlo: Einstein, como el resto de sus canes, se merecía lo mejor.

Nervioso como un adolescente en su primera cita, Georgie comenzó a temer que Einstein no mostrara el más mínimo interés por él, así que se le ocurrió un (pringoso) plan de emergencia: untarse las suelas de los zapatos con las albóndigas de pavo que le habían sobrado en el frigo, demostrando así, que además de talento, compromiso y dotes de seducción, ingenio no le falta.

Ni que decir tiene que cuando Einstein y su acompañante llegaron al Mr Ocean home, el can corrió enfervorecido y salivante hacia los zapatos de la estrella. La incauta cuidadora, después de confesar anonadada que “nunca le había visto reaccionar así”, no tuvo más remedio que volver sola al refugio sin sospechar que había sido engañada con la más vieja (y picaresca) de las tretas.

Al parecer, esto ocurrió hace año y medio, y desde entonces, George y Einstein viven felices y comen ¿albondigas?.

Monday, December 12, 2011

Regalos que odia Papá Noel



Me consta, por la indiscrección de algún duende, que hay un regalo que a Papá Noel no le gusta nada en absoluto. No son poc@s a los que se les antoja pedirse un perro, un gato, un canario o una iguana como si fuera el último perfume de Agatha Ruiz de la Prada (cada año saca uno nuevo y siempre olvidamos por completo al anterior). No hace falta decir que más de la mitad de estos caprichos acabarán formando parte de la colección de juguetes rotos que mueren en las perreras, las calles y/o las manos de algún/a psicópata.

Comprar un animal en una tienda sólo beneficia a los "fabricantes de animales". En el mejor de los casos, el cachorrillo que se adquiere pertenece a un particular que tiene 3 ó 4 hembras de cría. La "calidad  del material", osease de los cachorros, puede ser mínimamente decente en cuanto a higiene, socialización y alimentación. Sin embargo, el vendedor en cuestión, normalmente, comerciará con sus vidas como si fuera otro producto más y nunca pondrá demasiadas pegas ni pedirá requisitos mínimos. No le importará demasiado quién se lleve a un animal, mientras esa persona pague el precio establecido.

En el peor de los casos, los animales que nos miran con ojos suplicantes en los centros comerciales, pertenecen a las puppy mills como las llaman en USA. Se trata de criaderos masivos en los que las hembras son explotadas, camada tras camada, para obtener de ellas la mayor cantidad de cachorros posible. Obviamente, todas irán desgastándose hasta acabar con “cuerpo de acordeón”, para  finalizar siendo desechadas en el momento en que dejan de ser "óptimamente productivas".

Por si esto no fuera suficientemente despreciable, los cientos o miles de animales que componen estos "criaderos mascotiles" son hacinados en jaulas minúsculas, a menudo, en unas más que pésimas condiciones higiénicas y con una alimentación, como mínimo, cuestionable.

Ni que decir tiene que los animales que no reúnen "los requisitos mínimos de su raza"  (o séase, orejas caídas, colas no suficientemente ahuecadas, constitución enfermiza, etc) son sacrificados sin miramientos. Cuando los animales alcanzan una edad "no vendible" les espera el mismo e implacable destino.

Como se ha mencionado unos párrafos más arriba, más de la mitad de estos animales fabricados en serie está destinado a ser abandonado. Si tiene suerte, acabará en un refugio o siendo adoptado por una buena familia. Desgraciadamente, estos casos siguen siendo extraordinarios.

A nadie se le ocurriría comerciar descaradamente con vidas humanas o considerar ético comprar a otro ser vivo de su propia especie (aunque haberlos, haylos); sin embargo, los otros animales siguen siendo objetos de usar y tirar sin que la mayoría de nosotr@s se cuestione qué se esconde tras la jaula/cristal de la tienda o en qué condiciones llegó hasta allí. Por cada perro o gato que se compra en un impulso o capricho navideño, no sólo se reducen las posibilidades de salvarle la vida a otro que ya haya sido abandonado, sino que se alimenta la rueda de la crueldad, el sufrimiento, el abandono y la muerte. Una rueda a la que sólo la mueven la ignorancia, la indiferencia… y el poderoso caballero que es Don Dinero.

En Navidad, o en cualquier otra fecha, piénsatelo muy bien antes de compartir tu vida con esa carita adorable y redonda que maulla/ladra/babea tras los barrotes. Y si te sientes supervitaminado e hipermineralizado, ¡nunca compres! ¡¡¡Adopta!!!


Tuesday, November 22, 2011

Animalismo: ¿movimiento imparable?


Los animales son tratados perversamente por culpa del endiosado antropocentrismo del hombre, un antropocentrismo que, si bien desde el punto de vista científico está caduco, todavía contamina gran parte de nuestra ética. Pero los valores cambian, y al igual que ahora vemos con horror la esclavitud, que antaño se admitía como algo normal, la conciencia hoy nos dice que es moralmente intolerable causar sufrimientos innecesarios a los animales, pues el dolor tiene las mismas consecuencias nocivas para quien lo experimenta, siendo tan indeseable para los animales como para los humanos.

Tal capacidad de sufrir de los animales es el punto de partida del movimiento animalista que emerge, imparable, frente al abyecto trato que el animal humano dispensa al resto de las criaturas por el simple hecho de que pertenezcan a otra especie, discriminación llamada especismo, tan injusta y arbitraria cual las discriminaciones étnicas o de género. El especismo despoja de dignidad y de los derechos más básicos a millones de víctimas inocentes condenándolas al peor de los infiernos, a un océano de dolor que la conciencia moral no puede ignorar en modo alguno. Sobre ello nos invita a reflexionar la actitud animalista. Asumir una actitud moral animalista no supone, por fuerza, que a uno le tengan que gustar los animales, de igual manera que declararse en contra del racismo no obliga a tener que relacionarse con personas de color. Se es animalista porque los seres humanos, como individuos éticos, tenemos el deber de reaccionar contra la tortura sistemática y prolongada de cualquier ser inocente que sufre el dolor físico y psíquico como nosotros. No se trata, pues, de un posicionamiento sentimental de amor a los animales; buena muestra es que el movimiento animalista desaprueba la frívola moda de las ‘mascotas’, al ser otra forma de dominio del humano sobre el animal.

Ser animalista tampoco es ser ecologista, aunque la opinión pública confunda ambos conceptos: al animalista tanto le indigna la agresión a un gato callejero como a un lince, mientras que el ecologista, en cuanto tal, se preocupa por las águilas y no por las gallinas hacinadas en jaulas. Vemos, entonces, que el ideal del movimiento animalista es la lucha contra el sufrimiento ajeno, algo que le equipara con cualquier ONG que trabaje por otras causas humanitarias. Filósofos de reconocido prestigio como Jorge Riechman o Jesús Mosterín no dudan en afirmar:“Los movimientos de defensa de los animales son portadores de un verdadero progreso moral para sociedades como la nuestra”.Sin embargo, a los animalistas no se nos mira con buenos ojos por un sector ciudadano que, irritado en su especismo, critica que dediquemos tiempo y esfuerzo en favor de los animales, habiendo como hay tantos problemas en el mundo.

Los que así opinan, quizá no se han parado a reflexionar que quien se compadece de los animales también se compadece de las personas, y que, del mismo modo que no se pueden defender los derechos de los animales y conculcar los del hombre, no se pueden defender los derechos humanos e ignorar los de los animales. A propósito alertó Henry Salt, incansable activista en pro de los derechos del hombre:“Que no nos traicione ni por un momento la engañosa falacia de que debemos estudiar primero los derechos humanos y dejar que la cuestión animal se resuelva luego por sí sola. Pues, únicamente un estudio amplio y desinteresado de ambos temas permitiría la solución de uno y otro”. Remachando el clavo, la Declaración Universal de los Derechos de los Animales, refrendada por la UNESCO y la ONU, concluye:“Los derechos del animal deben ser defendidos por la ley como lo son los derechos del hombre”. Hora es de ampliar nuestro horizonte de inquietud moral e incluir a los animales dentro de él, considerando que la misma compasión, el mismo sentido de justicia que nos lleva a rechazar toda forma de abuso ejercida sobre los humanos, debe posicionarnos contra el martirio de millones de criaturas sintientes que gimen en absoluto desamparo.

Rueda hacia adelante un siglo que se recordará como el principio de la mayor revolución moral en la historia de la humanidad; en su transcurso, los animales serán uno de los ejes de la moral y el pensamiento político. A ello apunta, inequívocamente, la conciencia de hombres y mujeres cada vez más evolucionados en armonía con el planeta y con el resto de las especies que lo pueblan. Quién sabe si en una era futura, guiados por la razón, se alcance la meta de la lucha animalista: un mundo libre de la opresión que soportan los animales, los humanos y la Tierra.

Gustavo Cotera

Monday, November 14, 2011

Solidaridad versus solidaridad



Llego tarde al cine y los chicos de ACNUR (Agencia de la ONU para los Refugiados. Comité Español), más organizados que nunca, están dispuestos estratégicamente por la plaza de tal forma que sea inevitable que te topes con alguno de ellos. Aprovechando el brevísimo despiste de la guerrera acnuriana que tengo más cerca, doy un rodeo y me escabullo entre los peatones hasta salir triunfalmente. No había saboreado ni dos pasos mi oportuno golpe de suerte, cuando, por el rabillo del ojo, veo que una sombra se acerca a sorprendente velocidad desde la mitad de la plaza y una famosa escena de Terminator 2 acude a mí mente. “¡Eh, tu!” me grita la sombra con insistencia. Irritada, sorprendida y casi admirada por su tenacidad, me giro con la seguridad de que ya no había escapatoria. Estaba atrapada.

Ante mí, un chico de unos 25 años recupera la respiración un segundo y medio antes de comenzar su discurso. Le comento que llego tarde al cine y me asegura que sólo quiere hacerme una encuesta de un minuto. Ambos sabemos que es mentira, pero mi asertividad brilla por su ausencia y él subraya la victoria del asalto con una sonrisa de oreja a oreja. En ese momento reparo en su rostro, su gorra y su pelo. En conjunto resulta bastante más que atractivo y mi nerviosismo crece algunos enteros. Para colmo de males, tiene una de esas miradas francas y directas que te enganchan por los ojos y no te sueltan. Una mirada que choca frontalmente con la mía porque jamás podría pertenecer a una persona tímida.

Mi viaje de culpa occidental comienza en el cuerno de África. Cifras, fotos y datos de la vergüenza desfilan ante mis ojos y oídos pronunciados con la vehemencia y rotundidad de un actor shakesperiano o un habilísimo vendedor puerta a puerta. Elijo pensar que suscribe palabra a palabra todo lo que le han hecho memorizar, y que, al igual que yo, es otro soñador que tiene la esperanza de contribuir a mover el péndulo, aunque sea un milímetro. Guapo y solidario pienso brevemente antes de volver a África. Los segundos pasan y pesan. Miro mi reloj en un acto reflejo. Él, a su vez, desliza su mirada 15 cm por debajo de mis ojos. Irritación. Esto es una encuesta y no me ha hecho una sola pregunta, concluyo. Me equivocaba. La pregunta llegaría al final en forma de cifra mensual mágica e irrisoria. Me tomo un segundo antes de responder y ver desaparecer el brillo de esperanza de sus ojos.
 
Tras mi “no” llega un “¿y por qué?” que me pilla por sorpresa. Casi parece que al rechazar ser socia de ACNUR estoy rechazando su invitación a un café o a un baile. Suspiro. No quiero insultarle contraatacando con mi precaria situación económica (casi cualquier cinturón generoso podría hacerse un agujero más, incluido el mío). Mi respuesta, sin embargo, sale sin pensar, breve, concisa e inusualmente asertiva. Le digo que yo he elegido otros olvidados y otro campo de batalla y que el tiempo, el optimismo y, a veces, la energía, se me van diariamente contra molinos de viento. Siento mi carnet solidario completo. Me mira incrédulo, triste, derrotado. Entonces surge la empatía y no puedo evitar recordar las dos millones de veces que he intentado que algún amigo o conocido firmara una triste petición sin éxito. No obstante, mi solidaridad emocional no le sirve. Tienes una excusa” contesta con voz apagada, como leyendo mis pensamientos. Se aleja. Mi “lo siento” suena torpe, ajeno, desgastado…

Tuesday, November 01, 2011

Cómo tratar “bien” a un vegetariano



Hace semanas comencé a escribir un texto sobre todas esas frases que nunca hay que decirle a un veg(etari)ano y, casualidad de las casualidades, hoy, gracias a un blog, he descubierto que ya había sido escrito, de forma colectiva, por los miembros de un foro. Por lo tanto ésta (salvo algunas modificaciones que espero me perdonen) es casi una actualización copy-paste.

*

Cuando recibimos visitas, vamos a un restaurante, conocemos a alguien o contratamos a una prostituta, nunca falta la posibilidad de que esta persona sea vegetariana, ¿Vegetariana? ¡Sí! Vegetariana, un humano que ha decidido vivir a base de pasto para no matar animales. En estos casos nunca falta la reacción de sorpresa ante tan raro espécimen, por eso, yo: Pepito, el asesino de nueces, me digno a escribir un tutorial sobre cómo dar un trato único y especial a los vegetarianos.
También hay casos aún más raros donde nos encontraremos con “veganos” ¡Sí! Tal como suena: son una religión pastafari aún más estricta que los vegetarianos. Es fácil reconocerlos: Si mira los ingredientes de cada cosa que compra; te pregunta si el E-214 es de origen animal o no; su cesta de la compra consiste en productos con los que ni soñabas y vive estudiando nutrición, ¡Es vegano! También es aplicable esta lista de consejos a estos seres.

Empecemos:

1. Siempre le ofrecerás los únicos vegetales que existen: lechuga, tomate, cebolla, patatas fritas, aceitunas o champis y si están sosillos y con sabor a agua, mejor (by Crisha)
2. Siempre le preguntarás cosas como: “¿Y qué comes?”  “¿y los vegetales no están vivos también?” ó  “¿y los animales no se comen los unos a los otros?”. Si mientras le preguntas gritas, tus ojos se enrojecen y/o echas espuma por la boca, mejor.

3. Si eres chef y cocinas para un veggie, recuerda: Los peces son algas, el tocino crece en los árboles y el pollo es un tubérculo.
4. Si les dices cosas como: “Te apoyo pero yo no sería vegetarian@” (y añades una risa simpática); “cómeme el nabo/zanahoria/cebolleta/loquesea” ó “yo no podría vivir sin chuletones”, les caerás aún mejor.

5. Cuéntales que hace muchos años en un pueblo que quedaba al lado de una isla vivía un vegetariano al que asaltaron y mataron, por una carencia de su dieta.
6. Si le comentas que ha adelgazado/engordado mucho desde que sigue esa dieta y que probablemente tenga anemia o problemas en las articulaciones a causa de su desnutrición, seguro que hasta te hace algún regalo de agradecimiento (by Helia-Murcia).

7. Hazle observaciones del tipo “estás muy blanquito/a”  ó "¡pero si a las vacas les encanta que las ordeñen!" (by Erinna and Neska).
8. Te darás cuenta de lo que come pensando "él no come nada que tenga madre", por lo que no vale un corderito huérfano ni el atún (by Babo)

9. Si lo ves bajo de peso, no tiene porqué ser debido a su forma de vida, puede ser que tú estés con algo de sobrepeso (by Babo)
10. Siempre pregúntale acerca de la dieta de adelgazamiento vegetariana, porque es obvio que quien es vegetariano es para guardar la línea (by Luxae)

11. Cuando comas jamón/chorizo/salchichón/equis, no dejes de ofrecerle! Y si lo rechaza, lo mejor es zanjarlo con un "¡no sabes lo que te pierdes!". ¡Seguro que hasta se le escapa una lagrimilla de nostalgia! (by Luxae).

12. Llévate a tu amigo el vegetas de picnic al parque, así mientras tu disfrutas tu bocadillo de chopped él disfrutará degustando un rico césped (by Mel--)

13. Dile eso de: no te preocupes, ya se te pasará (by Militante Lechuga)
14. Recuérdale siempre, que cuando se pase la moda del vegetarianismo, comerá de nuevo carne. Así conseguirás que pronto te acompañe a comer gambas y marisco (by Chikita)

15. Aunque el vegetariano lleve vivo años y años y años con este tipo de alimentación, no olvides afirmar la realidad absoluta y única verdad: sin carne y pescado, NO SE PUEDE VIVIR. De hecho, los vegetarianos no existen, son hologramas... (by Chikita)
16. En las reuniones o comidas familiares, trata de enfocar la atención sobre el vegetariano del grupo, todos sabrán valorar tus ingeniosos chistes sobre "comehierbas", incluso puede que te ayuden a ridiculizar su postura, así devorarás tu entrecot con la satisfacción del deber cumplido (by Mowgly)

17. Toda frase que contenga la palabra vegetariano te convierte instantáneamente en un nutricionista especializado en veganismo. No necesitas haber leído nada (by Anarcopón)
18. Si comes huevos y lácteos, la gente te dirá "¿y las gallinas qué? ¿no sufren?". En cuanto te hagas vegan@, esas mismas personas te dirán:  "¿Pero huevos o leche sí comerás, no?¡que no hay que matarlas para comerlos!" (by Anarcopón)

19. Lo mejor que puedes hacer por él/ella es quitarle un poco de su pesada carga (sabes que está sufriendo por no comer carne ni pescado) y cuando se niegue a comer ensalada porque lleva atún, dile: "Pero si porque te comas un poquito no te va a pasar nada"... (by Helia-Murcia)
20. Después de ofrecerle un plato de lechuga, como única opción vegana, afirma categóricamente: "hay que ver qué mal comes" o "yo no podría".  El espécimen vegetariano se sentirá reconfortado por tus palabras, verá la luz, y terminará comiéndose un chuletón (by Erinna)

21. No importa si le da gripe, leucemia, neumonía o micosis, pase lo que pase, siempre será por ser vegetariano, así que debes recordarle eso constantemente.
22. Siempre (sin importar sus argumentos) dile la verdad: que los animales no sufren, ni saben que está pasando cuando los matan. Además... ¡para eso fueron hechos! ¡para que nosotros los comiéramos!. Te agradecerá que le abras los ojos (by AngvB)

23. Hazle ver sus errores: que inhumano/a es quien osa quitarle la comida a los pobres animales. ¡Él/ella también los hace sufrir! (by AngvB)
24. Recuérdale siempre que tú haces lo correcto: si nadie se comiera a tooodos esos animales...  ¡sobrepoblarían el mundo! Por este comentario te considerará su mejor amigo (by AngvB)

25. Le puedes explicar a tu amigo vegetariano que "los humanos somos carroñeros y es natural que comamos algo de carne". También le puedes ilustrar con "si hubiera una especie más dominante que nosotros seríamos comidos". Estará encantado de recibir estás lecciones y además gratis (by Helia-Murcia)
26. Siempre que vayáis a comer a algún sitio o cuando se traiga comida de casa, revisa todos los ingredientes de sus platos, no vaya a ser que se le cuele algún ingrediente de origen animal "sin querer". Si hay algo de apariencia sospechosa, preguntarás ¿Y esto es vegetal? Cuestiónaselo todo, te lo agradecerá (by Kea9)

27. En las celebraciones especiales, acércate al/a vegetarian@ con un buen filete y hazle comprender que "un día es un día". Insiste en ello tanto como puedas (by ami)
28. Recuérdale constantemente que ser vegetariano -si es varón- es de "nenas" y que los machos se meten su buen chuletón en el desayuno (y si acentúa su panza cervecera, mejor). Reflexionará y se percatará de su error.



Extraído de http://www.forovegetariano.org/foro/showthread.php?t=39132

Thursday, October 20, 2011

El curioso caso de la chica que lleva muerta 15 años




Según las predicciones de una parte considerable de mi microcosmos, yo debería haber muerto o enfermado de gravedad en algún momento durante estos últimos 15 años. Sin embargo, puedo asegurar que mi historial médico no había sido actualizado desde 1998, y que, obviamente, a menos que una especie de clon o avatar equipado con toda mi biblioteca de recuerdos escriba estas líneas en mi lugar, los Nostradamus nutricionales se equivocaron. Sigo viva… o soy una zombi inconsciente que no ha salido del armario.
Supongo que mi no muerte ha debido suponer toda una sorpresa, una rara excepción que confirma un rancio (y nunca admitido) onceavo mandamiento: no te adherirás a opciones culinarias hippilondias en vano, a menos que quieras ser desterrado del reino de McDonalds.
Creo que, en el fondo, aunque algunos finjan simpatía o, incluso, aprecio hacia mí, les he decepcionado. ¿Y si resulta que, además de sobrevivir, los vegetarianos y veganos vivimos de forma satisfactoria? ¿y si no echamos nada en falta y nuestros platos contienen cosas ricas, ricas, ricas y con fundamento?. (Supongo que todo esto aún debe sonar a material de ciencia ficción para muchas de esas personas).
Hace muy poco se ha cumplido mi segundo aniversario como vegana tras 13 años de vegetarianismo, pero aún no lo he celebrado oficialmente, así que, con vuestra venía, esta actualización es una celebration y un metafórico zas en toda la boca para aquellos que pensaban que no alcanzaría la meta en este campeonato de natación a contracorriente que es ser vegano o vegetariano en España.

Alhy 1- Ronald McDonald 0.


Marchando una de citas conmemorativas:

* Pon un bebé en una cuna con una manzana y un conejo. Si se come al conejo y juega con la manzana, te compro un coche nuevo. Harvey Diamond.

*¿Podrías mirar a un animal a los ojos y decirle: mi apetito cuenta más que tu sufrimiento?. Moby.

* Dejé de comer carne cuando me di cuenta de que no podía querer tanto a mi gato y, al mismo tiempo, clavar cuchillo y tenedor en otro animal. Henry Spira.

Monday, October 10, 2011

El regreso de Cruella de Vil




Si Cruella levantara la cabeza y, al abrir una revista al azar, descubriera un artículo instando a sus lectoras a robar artículos de peletería del armario de sus madres (o a decidirse por la piel de conejo si el resto resultan “poco asequibles”), obviando en su discurso la palabra mágica (es decir, sintética), la seguridad de haber cumplido su misión se dibujaría en forma de sonrisa exultante en su rostro.

Seguramente pensaría que los melodramáticos intentos de los ecologistas por desterrar tan mítico y preciado material han demostrado ser un endeble castillo de naipes ante la hábil maniobra de una gurú de la moda. Si las pieles están in, 30 años de campañas y sensibilización caen instantáneamente en lo que los angloparlantes llaman “grey territory”. La gente ya ha empezado a buscar excusas para ser trendy sin sentirse culpable. Algunos optan por la segunda mano, como si los años o el uso rebajaran el atroz e injustificado crimen de llevar sobre la espalda un cementerio.

Los menos pudientes (y/o los más jóvenes), tal vez se inclinen por ese sucedáneo que llaman sintético, pero no es ese el público que interesa a Cruella. Mrs de Vil apuesta por las “it girls” (guapas, jóvenes y, sobre todo, ricas), por las famosas famosérrimas y por las mujeres de mediana-tercera edad, convencida de que, en lugar de pintura, ahora la gente les obsequiará con miradas de envidia cada vez que paseen sus costosos abrigos por la calle.
Y es que las tendencias no tienen memoria y los movimientos que traza la humanidad nunca son una línea recta. ¿Por qué no aprovecharse de sus curvas y regresiones? ¿cómo no apuntarse al carro de la demanda masiva que ya iniciaron en los dosmiles China y Rusia?

Este otoño-invierno muchos más animales serán sacrificados y se pongan como se pongan los defensores de sus derechos, llevar una prenda de piel nunca resultará a los ojos del mundo un acto similar a lucir una esvástica nazi. Matar frívolamente in the name of fashion aún no es lo suficientemente abominable.
Visón, zorro, chinchilla, conejo o perros y gatos salvajes. ¡Hay tantas posibilidades!

Sí, tras unos duros 80s y 90s las pieles han vuelto con fuerza y Cruella lo sabe mejor que nadie.

Sunday, June 19, 2011

Excusas para abandonar a un/a amig@




Durante mi año largo como activista, tratando de rescatar animales abandonados o víctimas de esos campos de concentración llamados perreras, he acabado elaborando toda una antología de los horrores del abandono o, también llamada “colección de excusas para abandonar a un amigo”.

¿Están bien sentad@s en sus asientos? Con mayor o menor nivel de crueldad y originalidad, las excusas son:


- Vamos a poner tarima flotante
- Es feo
- Me he quedado en paro
- Voy a marcharme a otro país
- No es de pura raza
- Estamos en crisis
- Tiene diarrea (dicho por un ciego que abandonó a su perro lazarillo en la perrera tras 10 años, sin molestarse en averiguar que un simple medicamento lo solucionaría)
- Ya no tengo dinero para darle de comer
- No tengo suficiente espacio en el coche
- Es negro (dicho sobre un cruce de persa precioserrimo)
- Es de mi madre/padre. Ahora va a entrar en una residencia donde no le dejan tener mascotas y yo no lo quiero
- No quiero darle la pastilla todos los días
- Vamos a cambiar el suelo
- Es viejo
- Trabajo muchas horas y estoy muy cansado para pasearlo cuando llego a casa
- Es viej@ y ya no juega con los niños
- Me he mudado a un piso donde no admiten animales
- Voy a tener un hijo
- Quiero sacrificarlo porque me he separado de mi pareja y no quiero nada suyo
- Hace sus cosas fuera de la arena (una fractura lo explicaba)
- Me he ido a vivir con mi pareja y es alérgic@ a los perros/gatos
- Nos lo dejaron y no lo queríamos
- Tiene celos del bebé
- No se adapta (dicho después de uno, dos días y, a veces, incluso, horas después de su adopción)
- Mi pareja y yo nos separamos
- Su dueño era un familiar que murió y yo no lo quiero
- Suelta demasiado pelo
- No se llevaba bien con el perro en el coche (entregado a los 45 m de ser adoptado).
- No hace juego con las cortinas
- Quiero irme de vacaciones
- Vuelvo a casa de mis padres y no me dejan tener animales
- No quiero pagar su operación/tratamiento
- No se lleva bien con el gato/perro de mi hijo/pareja/padre/madre
- Se ha quedado preñada
- Ya no lo puedo atender (dicho a los 2 días de su adopción)
- Se ha hecho grande



Me encantaría asegurar que much@s de est@s abandonadores/as sin escrúpulos han pagado un precio psicológico, social o económico por tan vil y despreciable acción, pero la triste realidad es que, en la gran mayoría de las ocasiones, los integrantes que componen nuestro cáncer social, como especie, salen de rositas. Las únicas víctimas, una vez más, siguen siendo los más vulnerables.

Se acerca la estación de los horrores para todos los que amamos a los animales.

Queridos subhumanos que abandonáis a vuestr@s amig@s y l@s condenáis, en la mayor parte de las ocasiones, a la muerte,

A pesar de ser consciente de que la justicia cósmica no existe y de que no siempre se cosecha lo que se planta, os deseo lo peor que se le puede desear a un sádico maltratador: conciencia, sensibilidad, empatía, autoresponsabilidad y culpa. Que un ser querido os abandone en un futuro más o menos cercano y padezcáis enormemente por ello, no es suficiente...

Atentamente,

Alhy.



P.S. La foto ha sido tomada en Tenerife esta semana y pone los pelos de punta: 9 gatos abandonados en 5 transportines. Resulta difícil creer que esta nueva vuelta de tuerca a la crueldad haya sido obra de una sola persona. ¿Las quedadas entre abandonadores vacacionales se convertirán en tendencia?

Thursday, June 16, 2011

El experimento Somerhalder




Confesión: no entendía la fascinación popular por twitter hasta que comencé a seguir a un guapo actor supuestamente ecologista. Y es que tener a un famoso al que admiras a golpe de tweet, sumado a la posibilidad de interactuar con él, saca la “vena groupie” de casi cualquiera.

El chico en cuestión es Ian Somerhalder, el soso Boone de Lost o el sexy chupasangre de Vampire Diaries.
Sabía que el chico acababa de crear una fundación pro-green y me lo planteé, casi, como un experimento “ecoleaks”: quería saber si su tono verde era autentico, puro maquillaje o un verdosillo pálido, como el apio o el puerro.

Lo primero que descubrí fue que los famosos “piopialmente inactivos”, por muy admirables que sean en el real world, internetilmente son tan aburridos como esos contactos fantasma que todos padecemos; un espécimen tan pasota y/o pudoroso, que aunque les ocurriera (o te ocurriera) la más cinematográfica de las maravillas NUNCA comentarían nada en absoluto.

No es este el caso de Ian, el chico twittea mucho y habla de casi todo: lo bonito que es el lugar en el que está, las campañas con las que se implica, lo mucho que le indigna algún caso de abuso y/o maltrato animal, los proyectos que tiene en marcha, o lo buenorra que está una famosa actriz en alguna alfombra roja.

Cuando leí que iba a pasar unos días en Barcelona, ciudad que al parecer adora, con la excusa de promover su fundación (que ya tiene bases en un buen puñado de ciudades around the globe) pensé que era mi oportunidad de llevar a cabo la última y decisiva fase del Experimento Somerhalder.

Decidí dejarle un tweet que resaltara un poco entre las decenas de “Ian, I love yous, come to my city!” (o los más inquietantes “ya podemos quedar, mi chico lo aprueba”), lo cual, admitámoslo, tampoco es excesivamente complicado. Y es que en mi inocencia, al verle compartir peticiones varias, pensé que, si los planetas se alineaban, entre ruedas de prensa, paseos turísticos y polvos con guap@s desconocid@s, tal vez, y sólo tal vez, el chico pudiera, simplemente, leer la petición para ayudar a una barcelonesa que me preocupa especialmente: la elefanta Susi.

Esta triste habitante del zoo de Barcelona, es la protagonista de una campaña internacional que intenta, contra viento y marea, liberarla de esa cárcel de hormigón que ha puesto en peligro su salud física y psicológica (es ilegal que los elefantes, animales sumamente gregarios, estén solos o acompañados por un único miembro de su especie, pero, once more, Spain is different).

Para combatir las iras internacionales, la solitaria Susi ahora tiene una compañera (tan deprimida y estresada como ella) para acompañarla en su miserable existencia, así que ya no se trata de una sino de dos Susis por liberar. Que alguien con tanto tirón como Somerhalder apoyara la campaña o, simplemente tuiteara la petición, podría suponer otro pequeño empujoncito para Susi.

Sin embargo, no se alinearon los planetas. Las horas y los días pasaron, el chico seguía deleitándose con las delicias de la Ciudad Condal, pero no hubo ni una sola mención a esa ni a ninguna otra de las eco-urgencias de la city.

Supongo que cuando eres famoso y recibes 1000 mensajes erótico-amorosos al día, llega un momento en el que, por mucho tiempo libre que tengas y muy aburrido que estés, simplemente, dejas de leer en el mensaje 99 y das por hecho que los 901 restantes tendrán el mismo contenido. O tal vez no. Puede que el chico sí lo leyera y pasara somerhilmente del asunto. Nunca lo sabré. Lo que si sé, es que un par de días después, una fan super pelota le comentó que iba a hacer una campaña masiva para que le nominaran a los emmy por su diario vampírico y eso sí que lo twitteó...


Si no eres famos@ pero quieres ayudar a Susi y a Yoyo http://www.liberaasusi.org/firma.php




P.S. Sí, la de la foto es Susi en su super mansión :(

Wednesday, May 11, 2011

Motivos de peso para pasar hambre




Mientras medio país está siguiendo, con una mezcla de malicia y curiosidad malsana, las privaciones gastronómicas isleñas de cierto grupo de famosos, encabezados por el inefable Paquirrín, hay personas que también pasan hambre por iniciativa propia, pero, desgraciadamente, no son tan conocidas ni cuentan con el favor del público o el interés de los medios (¿o es que lo primero va de la mano de lo segundo?).

Durante los últimos meses se han multiplicado las huelgas de hambre. Y es que todo se agrava en época de crisis: reivindicaciones laborales, políticas, judiciales... la lista es larga. Siempre me he preguntado: ¿qué puede llevar a una persona a embarcarse en una huelga de hambre? ¿a qué nivel de desesperación y también de entrega y compromiso hay que llegar para hipotecar para siempre tu salud y tu calidad de vida?.
Me considero una persona idealista y solidaria, hay muchas injusticias que me duelen e indignan sobremanera, pero, aquí y ahora, me siento incapaz de hacer un sacrificio semejante.

Beatriz Menchén sí es capaz. De hecho, lleva 14 días comprometiéndose a tal extremo, que su riñón y su hígado ya empiezan a estar afectados. ¿Sus motivos? No ha sido un despido improcedente, ni una sentencia injusta, ni nada que le afecte a ella o a sus más allegados directamente. Beatriz está poniendo en peligro su vida para intentar salvar la vida de otros. ¿Y quienes son esos otros? Pues los cientos de animales de la perrera que regentaba hasta hace un año.

Su currículum es impecable: 14 años de gestión, 3.166 adopciones y sólo un 1’39 de sacrificios por motivos estrictamente humanitarios. Junto con la asociación La Voz Animal, y en un proyecto pionero, el campo de exterminio que era la perrera de Getafe, quedó convertido en lo que deberían ser todas las perreras del mundo: centros de protección animal.
Sin embargo, hace doce meses, el ayuntamiento les arrebató la gestión de la perrera para dársela a Vetmovil, una (¿eficiente?) empresa que, en apenas 6 meses, ya ha sacrificado al 66’66% de los animales albergados, con un 30% más de presupuesto.

Lo único que pide Beatriz, y todos los que la apoyamos, es que se le devuelva el admirable proyecto de protección animal por el que tanto ha luchado y que, al mismo tiempo, el abandono y el maltrato de miles de vidas inocentes en todas las perreras de este país dejen de ser penalizados con la indiferencia y la muerte.

Si el compromiso de Menchén llegara a los titulares y su día a día se debatiera en los programas del corazón, como pasa con los supervivientes de la citada isla, se la consideraría una extremista, una ilusa, una loca. Casi nadie entendería que un ser humano llegara a tal extremo por seres que no están en su círculo de la compasión más cercano. Su lucha sería considerada quijotesca a pesar de que durante 14 años lleve demostrando que otro modelo de gestión, el de Sacrifico 0 (el único admisible en este siglo XXI), es posible.

Haciendo el esfuerzo, tan humano por otra parte, de empatizar con ella y con sus reivindicaciones, por muy incomprensibles que puedan parecer, ante tanta matanza cruel e innecesaria, ¿cómo no agotar todas las opciones cuando durante 17 años te has dedicado de lleno a combatir la muerte?

El ayuntamiento de Getafe ha demostrado ampliamente su total desprecio por los seres no humanos, pero en estas últimas dos semanas, también ha dejado clara su total desconsideración por la vida de Beatriz Menchén. ¿Acaso están dispuestos a dejarla morir? No han cedido ni un ápice en su política exterminadora a pesar de verla apagarse día a día y de las muchas protestas nacionales e internacionales que reciben a diario. Y mientras la cuenta atrás avanza y todo sigue en punto muerto, menos la vida, esta valiente y casi anónima luchadora, cada día sufre con más virulencia el peso del desprecio y la indiferencia de todos los que amamos a los animales y no apartamos la mirada ante su sufrimiento.

Ante una huelga de hambre en favor de los derechos de los animales, la primera palabra que suele acudir a la mente es “radicalismo”. Yo pienso en la palabra AMOR, así, con mayúsculas y en luces de neón. A pesar de saber que nadie (o casi nadie) llegará hasta este párrafo, de tener asumido que la batalla de Beatriz, que también es la mía, no conmoverá al 99’9 de los lectores, ni les instará a firmar una simple petición de apoyo, no puedo dejar pasar otro día sin que tod@s vosotr@s sepais que hay una mujer llamada Beatriz Menchén fuera de un plató o de una isla de famosos, con los motivos más nobles y admirables del mundo para pasar hambre.

¡Fuerza, Beatriz!






Si eres de Madrid, apoya y acompaña a Beatriz en persona (frente ayuntamiento de Getafe). ¡Apúntate y elige tu turno!

Si no estás en Madrid, manifiéstate junto a ella y envía esta carta al ayuntamiento de Getafe.

Thursday, April 21, 2011

Green Happiness




Cuando eres “eco-sensible”, además de toparte diariamente con muchas frustraciones y dolores de corazón y de cabeza, básicamente, descubres dos cosas:

- Que ser solidario equivale en muchas ocasiones a ser solitario (y otras muchas a convertirte directamente en paria).

- Que te transportan al nirvana cosas que resultan ridículas o indiferentes a la mayoría de los mortales.


Ejemplo number 1:

Un día llegué a casa dando saltos de alegría al más puro estilo Burt Lancaster en la película Trapecio. “¿A qué no sabes que he comprado?” le repetía una y otra vez a mi madre. Además de hacerme notar una regresión a la víspera de reyes de mi infancia, las primeras opciones de la buena mujer fueron “¿un libro?¿alguna película?¿ropa quizá?”. Ante semejante despiste materno, y con la intención de acortar un juego de adivinanzas que podría haber durado 15 años, contesté exultante: ¡norl! Algo mucho más especial que todo eso: ¡bolsas de basura... de plástico reciclado!.
En ocasiones, en sueños, aún veo la mandíbula desencajada de mi madre...


Ejemplo number 2:

El otoño pasado abrieron un Bio-Super en mi ciudad. Ni que decir tiene que pasear semanalmente por sus estanterías llenas de productos veggies importados, en su mayoría, de Francia y de Italia (¡estudiar idiomas finalmente ha dado sus frutos!) es lo más parecido al paraíso en la tierra para un vegano.
Hace un par de semanas, mientras llevaba unos yogures de soya con caramelo en una mano y un paquete de croissants en la otra, de repente, recreé, para bochorno de todos los que me rodeaban, “el éxtasis de Santa Teresa” en carne y hueso y sin proponérmelo. Pero como no hacerlo, si ante mi había ¡un lavavajillas líquido ecológico con botella rellenable! ¡No sólo contamina menos, sino que se reutiliza la botella en lugar de comprar una nueva y por cada nueva “recarga” te hacen un 20% de descuento! ¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah!


Y es que, como ya he mencionado anteriormente y por muy incomprensible que pueda parecer, hace falta muy poco para sentir la “felicidad verde”.

Monday, March 21, 2011

Pan de pita con champiñones



Me acaban de echar (¿comprensiblemente?) la bronca por no celebrar en mi veggie-blog el día internacional sin carne. Aunque si bien es cierto que vivo con frustración y bastante escepticismo iniciativas de este tipo en Meatland (o estoy muy equivocada, o ningún medio informativo se ha hecho eco de la noticia), he decidido aparcar momentáneamente mi tristeza y mi asociabilidad grado 8 para colgar una de mis recetas favoritas.

Este delicioso y exótico pitas con champis o, como yo suelo llamarlo, “Bread, pita, pitaaa, breeeead” por culpa de un famoso anunció de una bebida de cola llegó a mi vía fotolog hace unos 3 años y se ha convertido en una de esas recetas que siempre me apetece degustar en los días especiales.
El relleno es muy parecido al de las empanadillas, pero esta receta es sólo orientativa. El pita bread es muy socorrido y puedes rellenarlo con lo que quieras.



Ingredientes:

· Champiñones
· Zanahoria
· Puerro
· 3 dientes de ajo
· Una cebolla
· Un cubito de caldo de verduras
· Comino
· Pan de pita



* En una sartén se sofríen primero tres dientes de ajo y una cebolla roja.

* Una vez rehogados el ajo y al cebolla, se añaden puerro y zanahoria al gusto, un cubito de verduras y, por último, los champiñones en láminas, una pizca de comino y un vaso de agua. Se deja cocer hasta que el agua se evapore.

* Las pitas se calientan en el microondas siguiendo las instrucciones del envase, y una vez listas, se rellenan con las verduritas.

Imaginaos lo rico que está este plato, que yo que soy “cebollófoba” y “ajodoba” y que siempre retiro ambos ingredientes, me lo como todito todo. ¡Ñam ñam, ñaaaaaaaaaaaam!


Nota: la receta original lleva chirivías, pero como no es una verdura demasiado accesible en mi ciudad, nunca se las he añadido. Si algún suertud@ se anima a hacer la receta incluyéndolas, feedback, please! ;)

Nota 2: el plato de la foto, obviamente, no corresponde con la receta. Me ha sido imposible encontrarla.

Sunday, March 06, 2011

La historia de las cosas


"Nuestra economía tan productiva requiere que hagamos del consumo nuestra forma de vida, que convirtamos en rituales la compra y el uso de bienes, que busquemos la satisfacción espiritual y de nuestro ego en el consumo. La medida del estatus, de la aceptación social, de prestigio, se encuentra ahora en nuestros patrones de consumo. El verdadero sentido y significado de nuestras vidas está expresado en términos consumistas.
Cuanto mayor sea la presión sobre el individuo para que acceda a salvaguardar y aceptar los estándares sociales, mayor será su tendencia a expresar sus aspiraciones e individualidad en función de la ropa que lleva, lo que conduce, lo que come, su hogar, sus hobbies.
Necesitamos que las cosas se consuman, quemen, reemplacen y desechen a un ritmo cada vez mayor. Necesitamos que la gente coma, beba, piense, vista, conduzca y viva a un ritmo de consumo más complicado, y, por lo tanto, más caro".

Victor Lebow, economista (1955).





*

Sunday, February 13, 2011

Farfalle con tomates cherry a la menta




Cuando le comenté entusiasmada a un conocido que iban a abrir un restaurante vegano en mi ciudad y éste me contestó, impertérrito “¿y qué sirven?¿ensaladas?”, se me ocurrió crear una muy necesaria sección de veganitesen (o platos riquésimos) en mi blog (el motivo secreto número 2, es orientar a mis amigos veganófovos por si algún día tienen la amabilidad de invitarme a cenar).

Al descubrír esta receta en el dorso de una caja de farfalle de una conocidísima marca, me entusiasmé tanto ante el hecho insólito de que sugirieran una receta 100% vegana, que lo único que pensé fue: ¡tengo que probarla!. Y menos mal que lo hice, porque se ha convertido en una de mis preferidas. ¿Dónde habían estado los tomates cherry durante toda mi vida?


Ingredientes para 4 personas:

· 350 gr de farfalle
· 350 gr de tomates cherry
· 3 cucharadas de aceite de oliva
· Un pellizco de menta
· Sal y pimienta



· Escaldar y pelar los tomates, cortarlos en segmentos y arrancar las semillas (esto es a gusto del consumidor, yo, particularmente, no se las quito).

· Calentarlos en una sartén con una cucharada de aceite y añadir sal y pimienta.

· Poner a cocer los farfalle en abundante agua con un poco de sal.

· Añadir dos cucharadas más de aceite a la salsa y cocinar a temperatura media durante unos de 15 minutos.

· Una vez cocida la pasta, añadirle la salsa y adornarla con un pellizco de menta fresca (o seca).

· Bon appétit!



Truquillo: a menudo los tomates cherry están un pelín ácidos. Probar la salsa y rectificar con un poquito de azúcar, en caso de que sea necesario, mientras aún esté en la sartén.


P.S. Lo bueno de algunos productos, es que a veces aprendes idiomas. La receta venía en inglés y alemán, y también se incluía el título original en italiano. Pero en el idioma de Dante, como casi siempre, las cosas suenan mejor, y, sino, juzguen ustedes mism@s:

Farfalle con Pomodorini al profumo di menta. Ains…

Thursday, January 27, 2011

The Pigeon Paradox (La Paradoja Palomil)




Cuando se convive con omnívoros durante mucho tiempo y éstos no dan ni la más mínima muestra de “veganización”, un@ acaba por albergar hacia ellos cierto rencor teñido de un, a veces, mal disimulado sentimiento de culpa (especialmente si los otros forman parte de tu familia). “¿Cómo es posible que yo haya “heredado” tantos miedos, introyectos y neurosis, y a ellos no se les haya pegado nada de mi en tantos años?¿estaré haciendo algo mal?¿no decía Einstein que dar ejemplo era, no la mejor forma de influir en los demás, sino la única?".

Mi madre estaría hasta el moño azul de Marge Simpson (si lo tuviera) de mis consejos y reproches. Le insisto machaconamente para que rebaje su dosis de embutidos y pontifico sin parar sobre las mentiras y maldades de la leche, entre otras cosas. He llegado, incluso, a proponerle “el lunes sin carne” inspirada por la exitosa campaña de Sir Paul McCartney, pero, hasta la fecha, todos mis esfuerzos siguen aparcados en algún submarino amarillo, muy por debajo de la superficie.

Sin embargo, cuando el incidente gatuno navideño me instó a tirar temporalmente la toalla, reparé en una paradoja materna que me resulta, cuanto menos, curiosa.
Una amiga fue la primera en resaltar lo insólito de la situación: hey, hay una paloma comiendo en vuestra ventana. “Lo sé- contesté yo- Es Sally”.

Sally apareció un día de otoño. Mientras yo repartía migas de pan, equitativamente, entre palomas y gorriones, ella se separó de sus rivales y, con descaro y tozudez, se posó en la ventana reclamando una ración individual. Cuando mi madre la descubrió, y se miraron la una a la otra, casi pude escuchar el eco de los violines resonando desde algún punto de la casa. Desde entonces nos ha visitado diariamente y como el roce hace el cariño, en lugar del genérico-impersonal “¡eh, tú, paloma!” decidí llamarla Sally.

“¡Pobrecita, le falta un pie y en la otra pata tiene un muñón!” suele repetir mi madre. Y esa minusvalía, es la discriminación positiva que ha conseguido que Sally sea la paloma más rolliza de toda la plaza.
El animalillo nos visita varias veces al día. A veces pide comida y otras, simplemente, se echa en el alfeizar, a pesar del viento y del frío. (Y es que, aunque haya ventanas wind-proof, sabe que en la nuestra puede disfrutar de una siesta sin interrupciones). Es casi como tener un pájaro como mascota. Un pájaro libre.

Y es viendo el mimo con el que mi madre escoge los menús palomiles, cómo se esfuerza para que nadie, ni siquiera el viento, le sise a Sally ni una miga de pan (o de cous cous) o cómo (y esto es lo más extraño de todo) nunca ha expresado una queja por los asquerosos regalitos que ocasionalmente hay que retirar de la ventana, cuando me es imposible ver con precisión quién ha podido influir más en quién: si ella en mi o yo en ella.

Dudo mucho que mi madre llegue a ser veg(etari)ana o que, algún día, enarbole junto a mi la bandera de la cruzada animalista, pero aunque a veces me cueste verlo (o admitirlo), de alguna casta le tiene que venir la sensibilidad y la empatía a este galgo.

Thursday, January 06, 2011

Cuento de Navidad



Nunca dejará de fascinarme la fragilidad de los hilos que mueven los acontecimientos. Si una amiga no hubiera olvidado el móvil en un pub la tarde del 25 de diciembre, no habríamos desandado nuestros pasos. Si yo la hubiera acompañado al interior del local en lugar de esperar fuera, no habría escuchado unos gritos de auxilio. Si no hubiera buscado incansablemente al emisor de esos gritos, ahora no tendría cicatrices en la mano.

Al principio pensé, con horror, que aquel maullido lastimero que subía y bajaba de volumen e intensidad, provenía de uno de los contenedores subterráneos, pero me equivocaba. Su escondrijo eran los coches a ambos lados de la carretera, entre los que se movía con la temeridad de sus escasos dos meses de vida.
Cuando salió del pub, móvil en mano, mi amiga no necesitó preguntármelo para saberlo, le bastó leérmelo en los ojos.

El animalillo estaba asilvestrado, además de extremadamente asustado, por lo tanto, iba a resultar más que difícil cogerlo. Necesitábamos refuerzos, así que la operación rescate final incluyó a otra amiga, su paciente novio, un bol de leche, una espontánea de mediana edad que aseguraba haber rescatado a otro michin en las mismas, una niña oriental que debía estar aburrida beyond words (observar atentamente los torpes intentos de “caza gatuna” de unos desconocidos en una de las noches de navidad más frías que se recuerdan, no es, precisely, un espectáculo de masas) y algunos transeúntes-reporteros que nos iban señalando el punto exacto de la localización del felino.

Una hora (y crecientes síntomas de desensibilización en los dedos de los pies) más tarde, decidimos ir a tomar un necesario café antes de proseguir con el nada exitoso intento de rescate. El novio de una amiga y la niña oriental, sin embargo, insistieron en quedarse. Cuando mis amigas terminaban su café y a mi apenas me había dado tiempo a beber la mitad de mi té verde con menta, ambos, adulto y niña, se asomaron a ventana de la cafetería con una sonrisa en los labios y una caja de cartón: ¡lo habían cogido!

El cuento dickensiano estaba escrito. Teníamos el frío escenario navideño, las circunstancias difíciles, la acción desinteresada, el espíritu solidario, el buen samaritano (¿cómo noses conseguiría atraparlo?). ¿Qué nos faltaba? Mr Scrooge, of course. En este caso, Mrs, porque en esta ocasión fue reencarnado por mi señora madre.

Si os soy completamente sincera, no tenía muy clara mi motivación principal en aquel rescate. Para mi ayudar a un gatito de la calle no difiere demasiado de socorrer a un niño perdido. ¿Acaso llevártelo a casa y darle un par de galletas implica, necesariamente, adoptarlo?. Lo único que sabía era que no podía abandonarlo a merced del tráfico, el hambre y el frío. Pero si todo iba bien, nos enamorábamos de él y el animalillo estaba sano, tal vez...

Mi madre, sin embargo, tenía más claro que yo lo que quería y lo que no. Creo que en mi vida la he visto más inflexible, radical e histérica. No habrá más gatos at home. Ever again. Lo malo es que su actitud no varió un ápice cuando le dejé bien claro que el gatin estaría out en breve. Supongo que las dos muertes gatunas recientes que habíamos vivido decidieron por ella.

Cuando un nuevo animalin (especialmente si es callejero) llega a casa, lo ideal es reservarle una habitación para a) que se vaya acostumbrando a los habitantes, sonidos y olores, y b) proteger a los gatos caseros de posibles enfermedades, además de parásitos.
Pero a pesar de las necesarias restricciones, era mi invitado, así que me aseguré de que disfrutara del mejor bufé libre. También le hablaba y cantaba para tranquilizarlo cuando comenzaba a maullar (por algún extraño motivo, funcionaba). Phoebe, mi gata, se convirtió en la guardiana de su puerta, pero nunca llegó a verlo. No me imagino nada más frustrante para un gato que la curiosity insatisfecha.

Tras un día y medio encerrado en el cuarto de baño pequeño, cuando el pobre comenzaba, poco a poco, a “desdesconfiar” de mi, llegó el momento de entregarlo a la protectora. En aquel segundo intento de caza, las dos recibimos heridas de guerra, pero mi madre se llevó la peor parte.
Pensé que sentiría cierto alivio en el momento del adiós (la situación at home era insostenible), pero más bien fue todo lo contrario. Confieso que mi yo científico también se sintió frustrado. Convertir a una desconfiada panterita en un ronronator peluchón (or something in between) era un desafío que me apetecía mucho. El pobre apuntaba maneras. Aprendió a usar el arenero desde el día uno. Es curiosa (y admirable) la pulcritud innata de los gatos...

Carta a los Reyes Magos




Queridos Reyes Magos,

Este 2011, como animalista, os pido:

- Determinación para no rendirme ante ninguna batalla.

- Coraje para gritar cuando ninguno (o pocos) estén dispuestos a escucharme.

- Fuerza para seguir nadando a contracorriente en esta marea especista.

- Paciencia para comprender que este loco mundo se mueve demasiado despacio.

- Resignación para asumir que es imposible ganar en todos los frentes.

- Autoresponsabilidad para no olvidar que formo parte de un gran engranaje y que mi voz cuenta.

- Comprensión para no odiar a todos los insensibles y, aún peor, indiferentes ante el dolor y el sufrimiento animal. Su ignorancia, crueldad y prejuicios son el resultado de lo que les ha tocado vivir. No quieren/no saben ver, pero no son mis enemigos.

- Astucia y sutileza para transmitir lo que sé y hacerlo siempre desde el amor, nunca desde el reproche. "Dar ejemplo no es sólo la mejor manera de influir en los demás, es la única".

- Amor o autoestima para fortalecerme y valorarme. Cuanto más me quiera, más seré capaz de amar a otros.

- Alegría y optimismo para soportar todos los sinsabores.


Muchas gracias,


Alhy.
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