Tuesday, September 07, 2010

Operación rescate "Naranjito & Friends"




Soy el agente Naranjito y he tenido la mala suerte de caer, junto al resto de mi equipo de valientes colaboradores, en una trampa humana llamada perrera mientras realizábamos una de nuestras misiones ultrasecretas. Por ahora, sólo el intrépido agente Pucco, nuestro políglota experto en lenguas orientales y la bella e inteligentísima agente Lara, han conseguido escapar, pero el resto de los integrantes de mi equipo corremos serio peligro.

Al parecer, el miércoles, día 8 de septiembre, los humanos que nos retienen a la fuerza, tienen previsto ponerlos la inyección letal, lo que supondría eliminar de un plumazo al mejor y más brillante equipo de agentes ronroneadores del mundo. ¡Nos quedan tantas misiones aún por cumplir!¡Por favor, ayúdanos a escapar del corredor de la muerte!

Sé que si 6 de mis colaboradores consiguen salir, el resto de nosotros tendríamos unos días más de tregua para poder escapar. ¡Se nos acaba el tiempo! ¡Esto es una Misión aún más Imposible que las que realiza el petardo de Tom Cruise! ¡Con la diferencia de que aqui no hay tomas falsas, ni especialistas interpretando las escenas peligrosas: todo es dolorosamente real!

¡Adopta! ¡Acoge! ¡Apadrina! ¡Difunde en todas las páginas de internet! ¡Dale el turre a tus amigos! ¡Haz una colecta! ¡Lo que sea! En nombre de todos mis amigos y compañeros gatunos, te lo ruego: ayúdanos a cumplir nuestra misión vital, aquella por la que hemos venido a este loco mundo: ¡vivir!.

Ayuda a difundir siguiendo la campaña feisbukil y conoce a todo mi equipo. Rescátalos/rescátate Naranjito's team

Para liberarnos, lláma inmediatamente al: 650238532.


¡Tenemos menos de 24 horas y la cuenta atrás ya ha comenzado!




HAZ UN DONATIVO en la CAJA RURAL 3082 1474 03 4645185713

o mediante PAYPAL AQUI, IBAN: ES51 3082 1474 03 4645185713BIT

o SWIFT CODE: BCO EESMM 082

Tuesday, August 17, 2010

K.O.



¿Qué es lo más inteligente cuando eres animalista y acabas de perder al amor gatuno de tu vida? Meterte de lleno y con más intensidad que nunca en casos de abandono y maltrato animal hasta el punto de que te abduzcan casi por completo, lógicamente no. Pero no siempre funcionamos por lógica.

Ya que no había sido capaz de salvar a mi gato, en un desesperado intento de sobrecompensación, he tratado de salvar las vidas de otros muchos. Lo malo, es que me he quemado en el intento.

Mi última cruzada antes de tirar la toalla, ha sido evitar la masacre de los gatos callejeros de Cádiz. Una vez más, la única solución a la sobrepoblación de animales, es la muerte (por envenenamiento en este caso). He escrito una petición que incluye una carta a la alcaldesa.

No tengo casi ninguna esperanza en que la firméis porque ya he asumido a base de lágrimas y hos**** que a la mayoría de la gente estos temas le importan un carajo. Sin embargo, aquí os la dejo hasta que recupere las fuerzas para seguir derrumbando molinos de viento.



¡Salva a los gatos callejeros de Cádiz!


P.S. La belleza de la foto es una gatita callejera gaditana que he intentado adoptar/acoger sin éxito. Un americano la ha bautizado como patches por su originalísimo abrigo. ¿A que es preciosérrima?

Monday, August 09, 2010

Mis puntos sobre íes ajenas




¿ES REALMENTE TAN DIFÍCIL COMPRENDER QUE SE ABRACE ESA FILOSOFÍA DE RECHAZAR CUALQUIER TIPO DE VIOLENCIA, DE EXPLOTACIÓN O AGRESIÓN GRATUITA A OTROS SERES?

Si a nadie le parece extraño que me detenga a auxiliar en un accidente de tráfico, suponiendo que todavía no hayan llegado los servicios de emergencia, ¿por qué algunos me califican de chalado si recojo del arcén a un perro que acaba de ser atropellado para llevarlo a un veterinario, y hasta me advierten, a modo de consejo, que dejará en el asiento restos de pelos y de sangre? ¿A alguno de esos le preocuparía las manchas en su tapicería si procediesen de las hemorragias de un señor que se ha abierto la cabeza contra el parabrisas de su coche?, y digo más, ¿se lo pensarían si fuese su propio perro el herido?

Muy pocos, o ninguno, van a criticar que te manifiestes contra el cambio climático, la contaminación de la atmósfera y de los mares o la deforestación de los bosques. Pero de esos mismos son bastantes los que no comprenden que lo hagas protestando contra la tauromaquia, la experimentación con animales o la industria de la peletería. ¿Por qué en un caso está bien visto y eres un ser comprometido y solidario mientras en el otro, te consideran un infeliz o un soñador, cuando no un perturbador?

Y no hablemos ya del tema de la alimentación. Todos entienden, en nuestra cultura, que no te meriendes un bocadillo con las tripas embutidas de un pastor alemán, que no te cenes un filete del lomo de un setter irlandes o que no sirvas en la mesa una fuente con un gato siamés troceado y al ajillo. Pero si tampoco quieres hacer eso mismo cuando la víctima es un cerdo, una ternera o un pollo, entonces eres el rarito y el que se empeña en ir en contra de la tradición, de la cultura y hasta de las normas básicas de nutrición.

Así de peculiares son los valores por los que nos regimos en esta Sociedad. Un perro no se puede cocinar y comer, pero no existe reparo en dejarlo agonizando en el asfalto, o no hay problema en practicar con él la vivisección. Un gato tampoco estará en nuestra dieta, no ya por razones de salud, sino porque nos horroriza que se le introduzca vivo en una olla con agua hirviendo como hacen en otras culturas, pero muchos conductores ni los esquivan o extreman la precaución cuando los ven rondando por una carretera porque saben que en cualquier caso, saldrá perdiendo el animal.

Y a la vaca o al cordero, en cambio, se les puede tener toda su miserable vida encerrados en un espacio minúsculo, engordándolos para al final, descuartizarlos y comérselos.
En definitiva, que evitarle o no a un animal el sufrimiento no depende ya sólo de su especie, sino también del origen del padecimiento, y la consecuencia es que el dolor de un mismo individuo puede horrorizarnos, resultarnos indiferente o incluso estar de acuerdo en que se le cause, todo en función de por qué y cómo le venga provocado. ¿Alguien puede darme una explicación coherente y con un mínimo de ética para este tipo de aberración moral?

Y en cuanto al tener que estar justificando continuamente los motivos de declararse en contra de cualquier tipo de maltrato a los animales, no ya ante los que se los infligen, que con esos el debate, en el caso de ser posible, va por otros derroteros, sino con nuestros allegados, con amigos y familiares, ¿es realmente tan difícil de comprender que se abrace esa filosofía de rechazar cualquier tipo de violencia, de explotación o de agresión gratuitas a otros seres? A mí, lo que se me antoja inconcebible es defender precisamente lo contrario.

No me causa el menor desánimo ser el blanco de las iras o de los insultos de taurinos, cazadores, vivisectores, ganaderos industriales o propietarios de circos con animales; tampoco me asombra la indiferencia de los políticos, de muchos medios de comunicación o de amplios sectores de la Sociedad, pero lo que realmente me duele y no puedo entender, es por qué muchas veces en los míos veo críticas, incomprensión y hasta miradas que parecen ocultar lástima por mis “veleidades” animalistas y por haberme convertido en defensor de “causas perdidas”.

Aquellos, cercanos o no, que sientan que soy yo el equivocado, el majareta o el rebelde sin motivo, quizás puedan explicarme qué piensan de un chino que cuelga por el cuello a un perro vivo de un gancho y lo abre en canal, o al verlos comer los sesos de un mono cuyo corazón todavía palpita, también cuando contemplan como en Tanzania torturan y matan a los albinos para realizar con ellos rituales mágicos.

Tal vez, lo que el cocinero chino o la curandera somalí piensen de ellos al observar su repugnancia, su horror y su rechazo a tales costumbres, sea muy similar a lo que ellos creen de mi. Y es que en definitiva, se trate de hombre, mujer, perro, cerdo o mono, hay algo que las diferentes nacionalidades no pueden alterar y es común en todas ellas: la angustia y el sufrimiento de las víctimas cuando son sometidas a padecimientos terribles o asesinadas. Y existe un aspecto que tampoco debería de depender de cuestiones educativas, de culturas o de códigos penales: la obligación de expresar nuestra repulsa absoluta a que la violencia sobre otros seres forme parte de la conducta humana, sea cual sea la disculpa para ejercerla, la especie del martirizado o el rincón del Planeta donde ocurra.

Imagino que hay una razón muy poderosa para explicar el porqué de esta paradoja en nuestra escala de valores: los intereses económicos. Las industrias que en nuestra Sociedad han encontrado un mercado para sus artículos, se encargan de engrasar continuamente los mecanismos adecuados para que nos parezca no sólo lícito, sino imprescindible seguir consumiendo productos que de un modo u otro, impliquen angustia para animales. De tal modo, y teniendo en cuenta que en otras culturas, los empresarios hacen lo propio según los hábitos de sus clientes, hemos de llegar a la conclusión que la diferencia entre el bien y el mal no radica en el hecho en si, sino en nuestra percepción del mismo en función de lo que nos han presentado como virtuoso o como perverso. En todo caso, una justificación muy pobre y que sólo puede servir para aquellos que no tengan el menor interés en reflexionar sobre las consecuencias de sus actos.


JULIO ORTEGA FRAILE

La pesadilla que empieza por a...




Hay una confesión made in me que, inexplicablemente, provoca desencajamientos de mandíbulas y ojiplatismos varios. Su efecto es tal, que varios de mis amigos y algunos (potenciales) amores, me han mirado dolidos, casi traicionados, para acabar contraatacándome con frases como “tú y yo no podríamos vivir juntos”.
Por lo tanto, en vista de reacciones anteriores, pido de antemano que las almas sensibles se pongan algún tipo de emo-cinturón de seguridad, porque no hay forma indolora de decirlo: Odio el ajo.

Debe ser que, por mi condición de vegana, casi todo el mundo asume que me gustan todas y cada una de las verduras, frutas y especias habidas y por haber (¿acaso todos los carnívoros se comen todo lo que se mueve?). Y también debe ser que al vivir en el país del gazpacho y el alioli, casi todos piensan que mi tirria ajil divide mis posibilidades culinarias por 100, lo cual no es en absoluto cierto (simplemente, basta con no añadirlo y full stop).

Y es que a pesar de haberlo intentado durante años, no lo puedo remediar. Cada vez que el sabor de la famosa hortaliza sobresale mínimamente de entre el resto de los ingredientes en mi paladar, siento el impulso irrefrenable de salir corriendo a lavarme los dientes. Sin embargo, ni un triple lavado intensivo con dentífrico super menta + elixir elimina completamente su nauseabundo sabor, y cada Garlic Day me condena a una dosis masiva de chicles.

Sus defensores a ultranza, pontifican con sus bondades medicinales como si eso fuera un argumento de peso para meterse un alimento entre pecho y espalda. Que yo sepa, nos alimentamos a varios niveles y el plato perfecto tiene que cumplir 3 requisitos básicos: saber bien, sentar bien y debe ser obtenido sin ocasionar ningún tipo de daño o prejuicio (lo cual refuerza y multiplica los requisitos 1 y 2).

A pesar de todo, no estoy sola. Conozco otros casos de fobia ajil: los vampiros (con los que comparto el tono de piel), los gatos (odian su olor, junto con el de los cítricos y el vinagre) y muchos ingleses, con Victoria Beckham a la cabeza, insisten en que en nuestro país abusamos sin miramientos del famosérrimo bulbo... ¿será verdad? :S



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Saturday, July 31, 2010

Yo viví la boda de Chelsea Clinton




No, no es el nombre de un grupo feisbukil (aunque podría serlo). Tengo una confesión que hacer: si pudiera teletransportarme a otro lugar, en estos momentos, pediría estar unos minutillos en la boda de Chelsea Clinton. Y mientras que mis amigos y conocidos se llevan las manos a la cabeza, temiendo que finalmente haya sucumbido al bombardeo corazonil, aclaro y matizo este inusual comentario: ¡el menú es veg(etari)ano!

No ha sido la primera boda veggie del mundo del famoseo. Paul McCartney, Alicia Silverstone, Casey Affleck y Ellen Degeneres, entre otros, se le han adelantado. Pero es probable que sí sea la primera big fat wedding que trascienda a nivel mundial. Y que la boda del año en USA (con toda la repercusión a nivel de tendencias que eso supone), sea verde, es un muy buen síntoma de cambio. Y si a partir de ahora, ¿del clásico “chicken or beef?”, se pasara al "chicken or tofu"?

Sin embargo, no todo es tan green como lo pintan. La pelirroja Clinton ha sucumbido a algún oscuro acuerdo omnívoro, permitiendo una dolorosa excepción en su big day: ternera (eco-ternera, pero una vaca bebé, after all). How could you, Chelsea? ¿No podías engañar a los invitados y darles seitán por ternera, con el descarado sabor a canne que tiene? Además, con el nivel de embolingamiento al que se llega en estos eventos, ¿cuántos paladares notarían la diferencia?

Mucha gente me lo ha preguntado, entre la curiosidad y la mala baba, y siempre se indignan con la respuesta: un rotundo no. Como vegana, no permitiría que ningún banquete o celebración en mi honor, implicara asesinato y muerte. La sola idea me resulta de una contradicción y una incoherencia bastante dolorosa. Si eres animalista, no tiene sentido hacer excepciones éticas o morales en un acontecimiento tan deseado y programadísimo como tu propia boda.

Al planear un banquete, hay que pensar en los invitados, of course, pero creo que el problema básico radica más en los prejuicios (y los miedos) de muchos omnívoros hacia la dieta veg(etari)ana. Como al parecer comer verde está reñido con el paladar, probablemente esperen un menú insípido a base de crudités o ensaladas (a pesar de que hay mucha más variedad de verduras que de carnes y las posibilidades culinarias infinitas ser). Aunque, bien pensado, aún más terrorífico que una boda sosainas, es la posibilidad de que la comida alternativa guste. Eso llevaría a los invitados a hacer un incómodo reajuste: ¿Y si realmente se puede vivir "con sabrosura" siendo veg(etari)ano?.


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Saturday, June 19, 2010

"Susi" por José Saramago




Si yo pudiera, cerraría todos los zoológicos del mundo. Si yo pudiera, prohibiría la utilización de animales en los espectáculos de circo. No debo ser el único que piensa así, pero me arriesgo a recibir la protesta, la indignación, la ira de la mayoría a los que les encanta ver animales detrás de verjas o en espacios donde apenas pueden moverse como les pide su naturaleza. Esto en lo que tiene que ver con los zoológicos. Más deprimentes que esos parques, son los espectáculos de circo que consiguen la proeza de hacer ridículos los patéticos perros vestidos con faldas, las focas aplaudiendo con las aletas, los caballos empenachados, los macacos en bicicleta, los leones saltando arcos, las mulas entrenadas para perseguir figurantes vestidos de negro, los elefantes haciendo equilibrio sobre esferas de metal móviles. Que es divertido, a los niños les encanta, dicen los padres, quienes, para completa educación de sus vástagos, deberían llevarlos también a las sesiones de entrenamiento (¿o de tortura?) suportadas hasta la agonía por los pobres animales, víctimas inermes de la crueldad humana. Los padres también dicen que las visitas al zoológico son altamente instructivas. Tal vez lo hayan sido en el pasado, e incluso así lo dudo, pero hoy, gracias a los innúmeros documentales sobre la vida animal que las televisiones pasan a todas horas, si es educación lo que se pretende, ahí está a la espera.

Se podrá preguntar a propósito de qué viene esto, y responderé ya. En el zoológico de Barcelona hay una elefanta solitaria que se está muriendo de pena y de las enfermedades, principalmente infecciones intestinales, que más pronto o más tarde atacan a los animales privados de libertad. La pena que sufre, no es difícil imaginarlo, es consecuencia de la reciente muerte de otra elefanta que con la Susi (este es el nombre que le pusieron a la triste abandonada) compartía en un más que reducido espacio. El suelo que pisa es de cemento, lo peor para las sensibles patas de estos animales que tal vez tengan todavía en la memoria la blandura del suelo de las sabanas africanas. Sé que el mundo tiene problemas más graves que estar ahora preocupándonos con el bienestar de una elefanta, pero la buena reputación de que goza Barcelona comporta obligaciones, y ésta, aunque pueda parecer una exageración mía, es una de ellas. Cuidar a Susi, darle un fin de vida más digno que verla acantonada en un espacio reducidísimo y teniendo que pisar ese suelo del infierno que para ella es el cemento. ¿A quién debo apelar? A la dirección del zoológico? ¿Al ayuntamiento? ¿A la Generalitat?

Postdata: Dejo aquí una foto. Igual que en Barcelona hay grupos – gracias – que se apiadan de Susi, en Australia también un ser humano se ha compadecido de un marsupial, víctima de estos últimos incendios. La foto no puede ser más emocionante.




Ya ha pasado más de un año desde que Saramago escribiera estas palabras y lo único que ha cambiado en la situación de Susi, es que ahora tiene a otra pobre compañera encarcelada como ella. Si quieres liberar a Susi, firma aquí libera a Susi

Casualidad agridulce: en el día contra la explotación de los elefantes en los zoos, estos maravillosos animales cuentan con la oportuna (y ahora magnificada) complicidad de quien ya se ha ido. Hemos perdido a un magnífico escritor, pero también a un hombre comprometido con los seres que sufren. Además de un ferreo antitaurino, Saramago era defensor de los animales y de los bosques y se apuntó sin rechistar al carro del "eco paper", animando al resto de los escritores a hacer lo mismo. Pero de casta le viene al galgo. Dicen que el padre de Saramago se despidió, uno por uno, de todos los árboles de su jardín antes de morir. ¿De quién se despidió usted, Don José?


Eu sento saudade de você...

Monday, June 07, 2010

¿Los vegetarianos somos más empáticos?




Un encendidísimo debate a raíz de un artículo publicado en la web norteamericana Care2 ( Study Shows Vegans Are More Empathetic, Neurologically Speaking ) , me ha dado ganas de aportar, como dirían esos mismos norteamericanos, “my two cents”. ¿Y qué mejor sitio que mi (imperdonablemente) abandonado veggie blog?

Según unos investigadores europeos (para algunos yankis, “europeo” es suficientemente específico) los omnívoros tienen menos empatía que los veg(etari)anos. Y para llegar a esa conclusión, se han basado en un estudio con una muestra raquítica (60 personas: 20 omnívoros, 21 veganos y 19 vegetarianos) en los que a los sujetos les iban “escaneando” el cerebro via resonancia magnética, mientras eran bombardeados con series de fotos al azar.

Al parecer, al mostrarles escenas de sufrimiento humano y animal, las áreas del cerebro relacionadas con la empatía fueron mucho más activas en los veggies que en los onmívoros. Y el estudio descubrió, incluso, que hay ciertas zonas cerebrales que sólo los no comedores de carne activamos. ¿Conclusión de los investigadores? Empatía y dieta solidaria correlacionan. ¿Conclusión de la escritora del artículo? Las personas que eligen una dieta vegetariana se decantan por opciones más compasivas.

Sin embargo, las protestas no se hicieron esperar. La artillería pesada omnivoril se descargó con las comparaciones "veganos-sectarios", "veganos-dogmáticos", "veganos-nazis". Los veggies, por otra parte, se dividían entre los que adoraban el artículo y los que lo cuestionaban. Y mientras maldecía el hecho de que mi no dominio total de la lengua de Shakespeare me impedía hacer un comentario sin preocuparme de que contraatacaran mi grammar, pensé, con un escalofrío, que el país de Hanna Montana nos lleva, en cuanto a instauración de esta alternativa dieta, unos 15 años de ventaja. En USA, incluso los granjeros de Iowa que ven atardecer desde el banco de su porche saben lo que es ser vegano (otra cosa es que no cuestionen o critiquen esa opción).

Me aburre hablar de empatía en plan “tú la llevas, tú no la llevas”, pero me aburren aún más los enfoques simples y no holísticos de la naturaleza humana. ¿Hasta cuando nos van a torturar con estadísticas?
Yo no puedo hablar por todos los veg(etari)anos del mundo, obviamente, sólo puedo dar my point of view. ¿Creo que la mayor empatía al sufrimiento y al dolor ajeno puede llevar al veganismo? Sí, pero no es “as simple as that”.

Mucha gente no veggie presenta altos niveles de empatía hacia humanos y no humanos, y también son muchos y muchas los que, además de empáticos, están bien informados y se muestran críticos y sensibilizados con el tema del sufrimiento animal. Su circulo de la compasión se ha ampliado, pero, a pesar de todo, siguen sin “caer en el lado verde”. ¿Por qué?

Todo el mundo protege lo que ama, pero para amar, antes debes conocer, sentirte profundamente vinculado a ese ser/causa; y en mi caso, no fue tanto la empatía, como la autoresponsabilidad y la capacidad de compromiso lo que me llevó a dar ese paso. En lugar de engancharme al “que injusto es el trato que se les da, pero yo sola no puedo cambiar nada” pasé al “yo también estoy contribuyendo a toda esa crueldad y muerte”. Y en el momento en el que esa certeza se me hizo insoportable, mi chip cambió.

Dicho todo lo cual, creo que el empático “nace”, pero también se hace. Tras varios años de dieta verde, me siento aún más compasiva y conectada a todos los seres del planeta, pero no puedo asegurar que este hecho se deba únicamente a mi alimentación vegetariana. Tal vez se pueda llegar al mismo destino por otros medios, aunque, eso sí, estoy convencida de que las “paradas obligatorias” para llegar a Empathy City son siempre las mismas.



“Our strategy should be not only to confront empire (Global Corporatism), but to lay siege to it. To deprive it of oxygen. To shame it. To mock it. With our art, our music, our literature, our stubbornness, our joy, our brilliance, our sheer relentlessness - and our ability to tell our own stories. Stories that are different from the ones we're being brainwashed to believe.” - Arundhati Roy

“Nuestra estrategia no debería ser solamente enfrentarse al imperio (Corporativismo Global), sino asediarlo. Privarlo de oxígeno. Avergonzarlo. Ridiculizarlo. Con nuestro arte, nuestra música, nuestra obstinación, nuestra alegría, nuestra lucidez, nuestra total implacabilidad – y nuestra habilidad para contar nuestras propias historias. Historias que son distintas de aquellas que nos han hecho creer”. Arundhati Roy



Este blog es sólo ¼ de lo que quiero contar. “Complétame” en:

My blackberry nights
Châtaignes et chocolat y
If you need me, whistle!


*

Sunday, March 28, 2010

Please, please, please, let me get a happy ending!



Llevo toda la semana peleándome contra la “indefensión aprendida”. Este término tan pedante ideado por Seligman (mientras hacia sádicos experimentos con canes), viene a decir que un sujeto aprende a creer que está indefenso, que no tiene ningún control sobre la situación en la que se encuentra y que cualquier cosa que haga es inútil. Como resultado, ese sujeto permanece pasivo frente a una situación displacentera o dañina, incluso cuando dispone de la posibilidad real de cambiar estas circunstancias.

A menudo dan ganas de tirar la toalla. Y es que ser animalista y ecologista, es lo que tiene. Casi siempre son mayores las decepciones que las alegrías y las malas noticias vencen cómodamente el pulso a las buenas.
Hace tiempo que quiero adoptar otra mascota. “¿Por qué más si ya tienes dos gatos?” es lo que todo el mundo me suele decir. La respuesta es simple: adoro a los animales y cada día, a través de internet, soy testigo de un sin número de abandonos ruines y maltratos despreciables, así que quiero poner mi granito de arena, ¡necesito un happy ending!. Adoptar un animal, para mi, es una "win-win situation". Un hogar por un amigo, una vida por un vínculo incondicional.

De todos los casos de animales maltratados y/o abandonados de los que he sido testigo, que han sido muchos, ha habido uno que me ha tocado especialmente: el de Luna y Niebla, las preciosas (y tristes) gatitas de la foto. Eran las mascotas de una joven pareja que se ha separado y que, inexplicáblemente, acabaron en manos del chico, a pesar de que la dueña original era ella (¡cuánto amor!). Sin embargo, el tipajo ha decidido que nos las quiere y las ha llevado a un refugio. Al comentarle que se lo replanteara porque los animalitos sufrirían mucho, su única y sensible respuesta fue: si no os las quedáis, las dejo en la calle.



Hay animales que se adaptan mejor que otros a los refugios, aunque ninguno se libra de la tristeza y el sentimiento de perdida. A menudo creemos que los perros sufren más el abandono que los supuestamente independientes gatos, pero este no es caso de muchos felinos y, obviamente, tampoco ha sido el caso de Niebla y Luna. No consiguen superar el estrés y el pánico. Niebla, la más sensible de las dos, no quiso salir del transportín durante días y, según las palabras de las cuidadoras: está tan triste, que se está dejando morir. Lo más dramático del caso (sí, hay más) es que están tan unidas, que si muere Niebla, es bastante posible que, poco tiempo después, Luna se marche con ella.

Fue amor a primera vista. El jueves, nada más conocer la noticia, la difundí entre mis contactos, e inicié mi “campaña masiva de pro-adopción”. Si viviera en mi casa, a estas horas, Niebla y Luna ya estarían conmigo (¡Dios, si tuviera casa propia, sería la Angelina Jolie de los cats! :P). Desgraciadamente, no es el caso y todos mis intentos han sido “dolorosas descargas eléctricas”, como las del experimento perruno de Seligman: para mi familia, dos gatos son el cupo máximo y, mal que me pese, no hay forma humana, divina o alienígena de hacerles cambiar de opinión.

Hoy he leído que la situación de las gatitas se agrava y se me ha caído el alma a los pies. Tal vez sea por la hiper sensibilidad de estar pasando una mala racha, pero de alguna manera, las siento mías (las he bautizado y todo) y me duele muchísimo no poder hacer nada por ellas.
He decidido hacer un mini break en mi retiro, más por desahogo que por intento desesperado de ayudarlas. Sé que me arriesgo a otra descarga, pero please, Luna y Niebla nos necesitan. Si conocéis a alguien que pudiera adoptarlas a las dos (separarlas sería una crueldad), comentádselo o difundid la noticia como queráis/podáis. No hay más que verlas, son precioserrimas, están esterilizadas y deben rondar los dos añitos. Se encuentran en Palencia, pero se envían a otras provincias. Su contacto está aquí http://mispequesgigantes-ines.blogspot.com/2010/03/la-situacion-de-luna-y-niebla.html

¡Please, un happy ending para Niebla y Luna!

Wednesday, February 24, 2010

Yo iba para simio pero me quedé en homo sapiens



Hay un anuncio de una conocida empresa de telecomunicaciones que está arrasando en España. En el aparece un simio (cuya raza exacta mis escasos conocimientos sobre primatología can't identify), alegando con voz, entre pija y lastimosa “yo iba para hombre pero me quedé en mono... soy un mono bonito... pero soy un mono… me podría haber llamao Luís, pero me llaman mono… “.

Al descubrir el spot por vez primera, puede resulta gracioso, especialmente por el particular tono de voz que utiliza el doblador. Pero si nos alejamos del juego de pirotecnia verbal y analizamos sus materiales y colores, descubrimos que no es más que otro vergonzoso caso de especismo.

Obviamente, el mensaje es “para no quedarte atrás y aspirar a lo máximo a lo que puedes llegar, contrátanos”. Y la herramienta es la estúpida (y trilladísima) comparación entre el homo sapiens, supuestamente el cenit de las especies evolutivamente hablando y un primate aparentemente frustrado por su condición inferior. Pero lo que yo planteo es, ¿dónde quedan las enseñanzas de Darwin? ¿quién dice que el homo sapiens es lo máximo a lo que se puede aspirar? y ¿dónde está escrito que por haber tomado un supuesto atajo evolutivo seamos superiores al resto de las especies?.

Los bonobos y chimpancés, por ejemplo, son capaces de usar herramientas y de transmitir sus conocimientos a su descendencia. ¿Quién nos asegura que dentro de 2 millones de años, nuestra especie no habrá desaparecido víctima de los dos millones de excesos inherentes a nuestra idolatrada raza, y que ellos habrán evolucionado de otras formas?. El primer error, el gran error, es considerar que nosotros somos el sumun de la evolución. Por que, señores y señoras, aunque nuestro orgullo antropocéntrico nos suma en una especie de inopia autoinducida, sólo somos animales.

Que triste es que nos haya costado tanto desembarazarnos del teocentrismo y su “Dios es la medida de todas las cosas” para comprobar que seguimos anclados en un antropocentrismo tan cateto y bochornoso que llamarse Luis y contratar una buena tarifa internetil, por ejemplo, sea "lo más de lo más".
No hace falta decir que este tronchante y brillante anuncio no se habría emitido en muchos otros países, pero, once more, esto es Spain, ladies and gentlemen, y en todo lo referente al tema animal, como dice Rosa Montero, “sigue siendo un país de opereta que se mueve entre lo grotesco y lo violento”.


Sunday, January 17, 2010

(Contra)Expresiones para cambiar el mundo



Según la PNL, “somos lo que decimos y nuestras palabras cambian nuestro comportamiento”. En mi caso, día a día, voy comprobando en mí misma la aplastante veracidad de esta afirmación.
No sólo pueden usarse “contrahechizos” para compensar el efecto que hacen en nuestra psique las palabras tóxicas, sino que pueden combatirse también esas odiosas expresiones, refranes, proverbios, etc, que la mayoría usamos sin darnos cuenta y que no hacen más que perpetuar prejuicios varios como el especismo y las injusticias animales varias.


¿Exageración? No, siree. He aquí mi lista de “Expresiones para cambiar el mundo” :

* “Y fueron felices y comieron perdices” pasa a ser “Y fueron felices y comieron maíces”. ¿A quién no le ha alegrado una tarde infantil una bolsa de maicitos? ¿No os encanta encontrároslos en la ensalada?

* “Los que cortan el bacalao” se convierte en “Los que muelen el cola cao”, porque ya se sabe que quienes nos endulzan la vida, mueven el mundo.

* “Poner toda la carne en el asador” a partir de ahora será poner toda la mantequilla/mermelada en la tostada”. ¿Hace falta explicar por qué? ¡Ñam!

* “A caballo regalado no le mires el diente” se transforma, tachán, tachán en “A portátil regalado no le mires el ratón”. Y es que hay suertud@s a l@s que les llueven los portátiles y, encima, se quejan.

* El horrendo refrán que hace referencia a la típica matanza de chanchos en noviembre: “A cada cerdo le llega su San Martín” será siempre para mi “A cada nazi le llega su Nuremberg”.

* “Mirar con ojos de cordero degollado” (¡arg, duele!) con un poco de azucar será Mirar con ojos de adolescente enamorado”. Si se os ocurre algo más desarmante y tierno que un teenager in love, razón aquí.

* Siempre he odiado a muerte “El hombre y el oso cuanto más feo más hermoso” así que para perpetuar mi fama de melenofila, me he sacado de la manga el “el hombre y el oso, cuanto más revolvible más hermoso”.

* Y, para finalizar, mi preferida. La sádica “Matar dos pájaros de un tiro” se transforma mágicamente en “Hacer un robin”. What’s that? Os estaréis preguntanding. Pues nada más y nada menos que un término acuñado por los practicantes de tiro con arco (en honor al arquero más famoso de todos los times, of course). Consiste en disparar una flecha que, al llegar al parapeto, da en la diana rompiendo otra flecha clavada con anterioridad. Cuando además la segunda flecha lanzada destroza el culatín e incrusta su punta en el extremo posterior del astil de la primera, quedando las dos ensartadas, la imagen resulta bastante espectacular. ¡Es dar en la diana dos veces!



And that’s all, folks. Como la crueldad proverbil es extensa y aún me han quedado muchos salvajismos en el tintero, no descarto una segunda parte de Expresiones para cambiar el mundo.
¡Ayudadme a difundir un new thinking! Usad las mias, cread las vuestras, whatever. Seguro que algun@ de los presentes tiene perlas de su propia cosecha. No os cortéis. Espero con impaciencia cualquier aportación ;)

Sed felices :)
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