Saturday, July 31, 2010

Yo viví la boda de Chelsea Clinton




No, no es el nombre de un grupo feisbukil (aunque podría serlo). Tengo una confesión que hacer: si pudiera teletransportarme a otro lugar, en estos momentos, pediría estar unos minutillos en la boda de Chelsea Clinton. Y mientras que mis amigos y conocidos se llevan las manos a la cabeza, temiendo que finalmente haya sucumbido al bombardeo corazonil, aclaro y matizo este inusual comentario: ¡el menú es veg(etari)ano!

No ha sido la primera boda veggie del mundo del famoseo. Paul McCartney, Alicia Silverstone, Casey Affleck y Ellen Degeneres, entre otros, se le han adelantado. Pero es probable que sí sea la primera big fat wedding que trascienda a nivel mundial. Y que la boda del año en USA (con toda la repercusión a nivel de tendencias que eso supone), sea verde, es un muy buen síntoma de cambio. Y si a partir de ahora, ¿del clásico “chicken or beef?”, se pasara al "chicken or tofu"?

Sin embargo, no todo es tan green como lo pintan. La pelirroja Clinton ha sucumbido a algún oscuro acuerdo omnívoro, permitiendo una dolorosa excepción en su big day: ternera (eco-ternera, pero una vaca bebé, after all). How could you, Chelsea? ¿No podías engañar a los invitados y darles seitán por ternera, con el descarado sabor a canne que tiene? Además, con el nivel de embolingamiento al que se llega en estos eventos, ¿cuántos paladares notarían la diferencia?

Mucha gente me lo ha preguntado, entre la curiosidad y la mala baba, y siempre se indignan con la respuesta: un rotundo no. Como vegana, no permitiría que ningún banquete o celebración en mi honor, implicara asesinato y muerte. La sola idea me resulta de una contradicción y una incoherencia bastante dolorosa. Si eres animalista, no tiene sentido hacer excepciones éticas o morales en un acontecimiento tan deseado y programadísimo como tu propia boda.

Al planear un banquete, hay que pensar en los invitados, of course, pero creo que el problema básico radica más en los prejuicios (y los miedos) de muchos omnívoros hacia la dieta veg(etari)ana. Como al parecer comer verde está reñido con el paladar, probablemente esperen un menú insípido a base de crudités o ensaladas (a pesar de que hay mucha más variedad de verduras que de carnes y las posibilidades culinarias infinitas ser). Aunque, bien pensado, aún más terrorífico que una boda sosainas, es la posibilidad de que la comida alternativa guste. Eso llevaría a los invitados a hacer un incómodo reajuste: ¿Y si realmente se puede vivir "con sabrosura" siendo veg(etari)ano?.


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