¿Hasta dónde llegarías por el amor de un can? Mr Nespresso lo tiene claro: si hay que pringarse, me pringo… literalmente… o eso es lo que asegura en una entrevista de la revista Esquire.
Al parecer, el bueno de Yorch tenía mono canino desde hace un tiempo, así que se le ocurrió iniciar la búsqueda compañeril vía internet. En la página web de un refugio de animales, vio un video de un perrito llamado Einstein, e instantáneamente, comenzó a escuchar violines: ¡aquel perro tenía que ser suyo!
Cuando llamó al refugió, Clooney pensó que el asunto sería pan comido, pero ante su entusiasta “¡me gusta Einstein!”, recibió un seco “vale, pero no sabemos si a Einstein le gustas tú”. Entonces, el actor se tragó su ego de estrella e insistió en verlo, siguiendo el procedimiento habitual. Los encargados de la protectora le aseguraron que lo llevarían a su casa para tener un encounter, pero que si el perro lo rechazaba, no había suficientes cápsulas de nespresso como para poder comprarlo: Einstein, como el resto de sus canes, se merecía lo mejor.
Nervioso como un adolescente en su primera cita, Georgie comenzó a temer que Einstein no mostrara el más mínimo interés por él, así que se le ocurrió un (pringoso) plan de emergencia: untarse las suelas de los zapatos con las albóndigas de pavo que le habían sobrado en el frigo, demostrando así, que además de talento, compromiso y dotes de seducción, ingenio no le falta.
Ni que decir tiene que cuando Einstein y su acompañante llegaron al Mr Ocean home, el can corrió enfervorecido y salivante hacia los zapatos de la estrella. La incauta cuidadora, después de confesar anonadada que “nunca le había visto reaccionar así”, no tuvo más remedio que volver sola al refugio sin sospechar que había sido engañada con la más vieja (y picaresca) de las tretas.
Al parecer, esto ocurrió hace año y medio, y desde entonces, George y Einstein viven felices y comen ¿albondigas?.