“¿Dónde está la
influencia que llevo tejiendo años en mi círculo, en mi familia, en las
personas con las que convivo?”
me preguntaba.
Y
la influencia llegó en forma de paloma sobre la ventana.
Sus
pies ya no eran suyos. Una apretada madeja de hilos los iba seccionando,
implacablemente, milímetro a milímetro, en lenta e inimaginable agonía.
Ella
no lo dudó y la tomó entre sus manos con tierna determinación quirúrgica. La
paloma, exasperantemente mansa, no intentó defenderse con su pico y, salvó
algún aleteo ocasional, apenas se movió. Y es que las palomas son como los neuróticos:
ignoran la potencialidad de su propio equipaje.
Torpe
ayudante, me limité a estirar los pies del animalillo, mientras ella, tijera en
mano, desenredada, seccionaba y liberaba. No le frenó ni mi respeto viral, ni
mi miedo patológico a causar daño, ni mi asco. Cuando alzó de nuevo las alas de la ventana,
aquella tarde, la paloma había recuperado totalmente la movilidad de un pie y parte del otro.
Y
comprendí, tras aquella pequeña lección de humanidad, que mi supuesta influencia se
había tejido antes que yo.
Happy
veganiversary to me, but most importantly, happy life and free existence to all living things!
*
Happy day, amore :D
ReplyDeleteQué historia tan tierna :)
ReplyDeleteFeliz blog-aniversario!
Thank you, guys :)
ReplyDelete