Si Cruella levantara la cabeza y, al abrir una revista al azar, descubriera un artículo instando a sus lectoras a robar artículos de peletería del armario de sus madres (o a decidirse por la piel de conejo si el resto resultan “poco asequibles”), obviando en su discurso la palabra mágica (es decir, sintética), la seguridad de haber cumplido su misión se dibujaría en forma de sonrisa exultante en su rostro.
Seguramente pensaría que los melodramáticos intentos de los ecologistas por desterrar tan mítico y preciado material han demostrado ser un endeble castillo de naipes ante la hábil maniobra de una gurú de la moda. Si las pieles están in, 30 años de campañas y sensibilización caen instantáneamente en lo que los angloparlantes llaman “grey territory”. La gente ya ha empezado a buscar excusas para ser trendy sin sentirse culpable. Algunos optan por la segunda mano, como si los años o el uso rebajaran el atroz e injustificado crimen de llevar sobre la espalda un cementerio.
Los menos pudientes (y/o los más jóvenes), tal vez se inclinen por ese sucedáneo que llaman sintético, pero no es ese el público que interesa a Cruella. Mrs de Vil apuesta por las “it girls” (guapas, jóvenes y, sobre todo, ricas), por las famosas famosérrimas y por las mujeres de mediana-tercera edad, convencida de que, en lugar de pintura, ahora la gente les obsequiará con miradas de envidia cada vez que paseen sus costosos abrigos por la calle.
Y es que las tendencias no tienen memoria y los movimientos que traza la humanidad nunca son una línea recta. ¿Por qué no aprovecharse de sus curvas y regresiones? ¿cómo no apuntarse al carro de la demanda masiva que ya iniciaron en los dosmiles China y Rusia?
Este otoño-invierno muchos más animales serán sacrificados y se pongan como se pongan los defensores de sus derechos, llevar una prenda de piel nunca resultará a los ojos del mundo un acto similar a lucir una esvástica nazi. Matar frívolamente in the name of fashion aún no es lo suficientemente abominable.
Visón, zorro, chinchilla, conejo o perros y gatos salvajes. ¡Hay tantas posibilidades!
Sí, tras unos duros 80s y 90s las pieles han vuelto con fuerza y Cruella lo sabe mejor que nadie.
realmente, confieso que no sigo las modas de las revistas, pero sí que he visto por ahí de lo que hablas.
ReplyDeletese puede decir que la gente superficial tiende a ser ignorante (me ha gustado la frase: "la gente ya ha empezado a buscar excusas para ser trendy sin sentirse culpable") y no ven más allá de estar estupend@s.
muchos dicen que puede que acabamos de salir de las cuevas; pero lo que entonces era necesidad se ha convertido en "trending topic".
a mí siempre me ha sonado,desde pequeño, a rancio: eran las mujeres mayores que iban a misa con sus pieles. pensé que no iba a volver jamás, pero todo vuelve :S
bss
j
ps. por cierto. el otro día comentamos im hecho que desconocía o que no había caído: sobre la anécdota del hecho de que Caín puede ser el "primer" vegetariano, y que precisamente por eso le tenía manía Dios...bueno, o algo así...en esas conversaciones confusas que tengo a veces en la oficina mientras elaboro informes....
Yo ni sigo las revistas de moda, ni me molesto en averiguar que ha arrasado en tal o cual desfile, pero no creo que sea necesario para saber qué se lleva. Me considero moderadamente trendy (me gusta coger ideas de lo que veo a mi alrededor y llevarlas a mi terreno), pero es imposible no darse cuenta de que cada vez nos resulta más difícil comprar con sentido común.
ReplyDeleteCuando pienso en un/a fashion victim de manual, la primera persona que me viene a la mente es una vecina de cincuentaymuchos que se gasta millonadas en ropa, complementos y demás. Esta buena mujer se pone TODO lo que se lleva, sin criterio ni personalidad. Hay cosas que le quedan bien, pero otras le sientan fatal, sin embargo, ella parece no darse cuenta. Ir a la moda es sinónimo de sentirse guapa, de encajar y ser valorada dentro del grupo.
Ojalá esta mujer fuera una excepción, pero no lo es. Esta mujer va a llevar piel este invierno y me atrevo a asegurar que auténtica. (Esto me recuerda a los experimentos grupales que se hacían en los 70s, 80s y 90s, esos en los que se demostraba que un acto despreciable dejaba de serlo si de repente lo adoptaban todos los miembros del grupo. ¡Hacemos de todo por encajar, ay!).
Que intenten manipularnos para convertirnos en máquinas de gastar inseguras que se definen por lo que llevan o tienen en lugar de por lo que son ya es bastante despreciable, pero que, encima, involucionemos a posturas y actitudes crueles y frívolas, cargándonos unas cuentas vidas extra, ya es…. ¡Arrrrrrrrrrrrrrrrrrrg, no tengo palabras!
Me tienes que contar con más detenimiento lo de Caín, intrigado me has ;)
Kisses indignadísimos ***
Me alegro tanto de tu vuelta! espero que tus incovenientes hayan sido resueltos y que te sigamos viendo por aquí.
ReplyDeleteEs una mierda Alhy! una mierda apestante y grande... Yo a veces pierdo la fe, porque como bien dices, si la gente aún sabiendo el sufrimiento que conlleva, aún sabiendo el dolor de esos pobres inocentes, si a pesar de ver imágenes de este, otro holocausto, es que no sé ya donde podemos mirar. Si el horror no hace que la gente reaccione es que vivimos rodeados de muertos vivientes, de psicópatas en potencia, de gente de mierda que prefiere un abrigo a una vida...