Monday, August 09, 2010

Mis puntos sobre íes ajenas




¿ES REALMENTE TAN DIFÍCIL COMPRENDER QUE SE ABRACE ESA FILOSOFÍA DE RECHAZAR CUALQUIER TIPO DE VIOLENCIA, DE EXPLOTACIÓN O AGRESIÓN GRATUITA A OTROS SERES?

Si a nadie le parece extraño que me detenga a auxiliar en un accidente de tráfico, suponiendo que todavía no hayan llegado los servicios de emergencia, ¿por qué algunos me califican de chalado si recojo del arcén a un perro que acaba de ser atropellado para llevarlo a un veterinario, y hasta me advierten, a modo de consejo, que dejará en el asiento restos de pelos y de sangre? ¿A alguno de esos le preocuparía las manchas en su tapicería si procediesen de las hemorragias de un señor que se ha abierto la cabeza contra el parabrisas de su coche?, y digo más, ¿se lo pensarían si fuese su propio perro el herido?

Muy pocos, o ninguno, van a criticar que te manifiestes contra el cambio climático, la contaminación de la atmósfera y de los mares o la deforestación de los bosques. Pero de esos mismos son bastantes los que no comprenden que lo hagas protestando contra la tauromaquia, la experimentación con animales o la industria de la peletería. ¿Por qué en un caso está bien visto y eres un ser comprometido y solidario mientras en el otro, te consideran un infeliz o un soñador, cuando no un perturbador?

Y no hablemos ya del tema de la alimentación. Todos entienden, en nuestra cultura, que no te meriendes un bocadillo con las tripas embutidas de un pastor alemán, que no te cenes un filete del lomo de un setter irlandes o que no sirvas en la mesa una fuente con un gato siamés troceado y al ajillo. Pero si tampoco quieres hacer eso mismo cuando la víctima es un cerdo, una ternera o un pollo, entonces eres el rarito y el que se empeña en ir en contra de la tradición, de la cultura y hasta de las normas básicas de nutrición.

Así de peculiares son los valores por los que nos regimos en esta Sociedad. Un perro no se puede cocinar y comer, pero no existe reparo en dejarlo agonizando en el asfalto, o no hay problema en practicar con él la vivisección. Un gato tampoco estará en nuestra dieta, no ya por razones de salud, sino porque nos horroriza que se le introduzca vivo en una olla con agua hirviendo como hacen en otras culturas, pero muchos conductores ni los esquivan o extreman la precaución cuando los ven rondando por una carretera porque saben que en cualquier caso, saldrá perdiendo el animal.

Y a la vaca o al cordero, en cambio, se les puede tener toda su miserable vida encerrados en un espacio minúsculo, engordándolos para al final, descuartizarlos y comérselos.
En definitiva, que evitarle o no a un animal el sufrimiento no depende ya sólo de su especie, sino también del origen del padecimiento, y la consecuencia es que el dolor de un mismo individuo puede horrorizarnos, resultarnos indiferente o incluso estar de acuerdo en que se le cause, todo en función de por qué y cómo le venga provocado. ¿Alguien puede darme una explicación coherente y con un mínimo de ética para este tipo de aberración moral?

Y en cuanto al tener que estar justificando continuamente los motivos de declararse en contra de cualquier tipo de maltrato a los animales, no ya ante los que se los infligen, que con esos el debate, en el caso de ser posible, va por otros derroteros, sino con nuestros allegados, con amigos y familiares, ¿es realmente tan difícil de comprender que se abrace esa filosofía de rechazar cualquier tipo de violencia, de explotación o de agresión gratuitas a otros seres? A mí, lo que se me antoja inconcebible es defender precisamente lo contrario.

No me causa el menor desánimo ser el blanco de las iras o de los insultos de taurinos, cazadores, vivisectores, ganaderos industriales o propietarios de circos con animales; tampoco me asombra la indiferencia de los políticos, de muchos medios de comunicación o de amplios sectores de la Sociedad, pero lo que realmente me duele y no puedo entender, es por qué muchas veces en los míos veo críticas, incomprensión y hasta miradas que parecen ocultar lástima por mis “veleidades” animalistas y por haberme convertido en defensor de “causas perdidas”.

Aquellos, cercanos o no, que sientan que soy yo el equivocado, el majareta o el rebelde sin motivo, quizás puedan explicarme qué piensan de un chino que cuelga por el cuello a un perro vivo de un gancho y lo abre en canal, o al verlos comer los sesos de un mono cuyo corazón todavía palpita, también cuando contemplan como en Tanzania torturan y matan a los albinos para realizar con ellos rituales mágicos.

Tal vez, lo que el cocinero chino o la curandera somalí piensen de ellos al observar su repugnancia, su horror y su rechazo a tales costumbres, sea muy similar a lo que ellos creen de mi. Y es que en definitiva, se trate de hombre, mujer, perro, cerdo o mono, hay algo que las diferentes nacionalidades no pueden alterar y es común en todas ellas: la angustia y el sufrimiento de las víctimas cuando son sometidas a padecimientos terribles o asesinadas. Y existe un aspecto que tampoco debería de depender de cuestiones educativas, de culturas o de códigos penales: la obligación de expresar nuestra repulsa absoluta a que la violencia sobre otros seres forme parte de la conducta humana, sea cual sea la disculpa para ejercerla, la especie del martirizado o el rincón del Planeta donde ocurra.

Imagino que hay una razón muy poderosa para explicar el porqué de esta paradoja en nuestra escala de valores: los intereses económicos. Las industrias que en nuestra Sociedad han encontrado un mercado para sus artículos, se encargan de engrasar continuamente los mecanismos adecuados para que nos parezca no sólo lícito, sino imprescindible seguir consumiendo productos que de un modo u otro, impliquen angustia para animales. De tal modo, y teniendo en cuenta que en otras culturas, los empresarios hacen lo propio según los hábitos de sus clientes, hemos de llegar a la conclusión que la diferencia entre el bien y el mal no radica en el hecho en si, sino en nuestra percepción del mismo en función de lo que nos han presentado como virtuoso o como perverso. En todo caso, una justificación muy pobre y que sólo puede servir para aquellos que no tengan el menor interés en reflexionar sobre las consecuencias de sus actos.


JULIO ORTEGA FRAILE

4 comments:

  1. Hola pequeña!!
    He ido a renovar mi blog y te he encontrado a tí!
    Estoy de acuerdo con este super manifiesto. Excepto en que no soy vegetariana porque el jamón de pata negra me tira demasiado... sé que es una contrariedad... pero... sin embargo adoro a los animales.
    Me acuerdo que cuando estuve en Barcelona y conocí la ciudad, pensé "no me extraña que quieran ser independientes, esto es la hostia" De nuevo, vuelve a demostrarme (como sociedad avanzada) que están por delante en muchas cosas. Soy partidaria de la no matanza de toros y lo veo genial.
    La violencia, en todas sus facetas es deplorable y algún día, estoy segura y confío que viviremos en un mundo pacífico y consecuente.

    Te mando millones de besos y abrazos, te escribiré mail para contarte el desastre de oposición que tuve y la depre pos batacazo.

    Muchos besos mi niña luchadora!!

    ReplyDelete
  2. Me ha dejado realmenete pensativa este articulo, porque dentro de él encierra muchisima verdad.

    Me hace reflexionar y mucho sobre mi almentacion, sobre mis sentimientos, no se en todo en general y como de alguna manera todos los dias me contradigo y dia tras dia no hago nada por evitarlo.

    Bueno seguiré con mis rumias, quizas algun dia llegue a una conclusion que me convezca!

    kissesss

    Pd. gracias por hacerme refelexionar!

    ReplyDelete
  3. Yo también soy vegetariana. Soy de corta edad así que todos me creen rara. No sé exactamente qué edad tienes pero tienes mucha razón. En todo. Y imagínate. A mi edad es raro no comer mucha carne para "crecer fuerte y sano" o no tomar leche todos los días a la mañana para "tener energía" y comer frutas en vez de ello. Pero ahora, ser vegetariana. Es algo completamente imposible de entender. Nadie siquiera lo reflexiona. Y no quiero ser de aquellas que dicen que aman a los animales pero comen uno en la cena. O almuerzo. Espero que me respondas porque me da esperanza lo que escribes.

    ReplyDelete
  4. Costumbres
    Sociedad estúpida, sociedad controlada,
    Intelectualmente pobre y degenerada
    Parece que vivo en un mundo al revés
    Donde todo lo malo es bueno, una y otra vez

    Es frustrante ver como todo parece empeorar
    Tanto en el individuo como en la sociedad
    Una y otra vez me he dicho que esto puede cambiar
    Pero poco a poco dudo de mí pensar.

    Cómo es posible ser tan incoherente
    Y pretender vivir tranquilamente
    Escupiendo palabras vacías sobre dios, paz y amor
    Mientras comen al animal masacrado con horror

    Cómo es posible ser tan incoherente
    Y pretender vivir tranquilamente
    Apasionarse por una estúpida tradición
    Donde a un toro lo matan por diversión

    Cómo es posible ser tan incoherente
    Y pretender vivir tranquilamente
    Decir que amas a los animales
    Y comerlos sin cuestionar tus ideales

    No me cansaré de expresar
    Que seguir algo sin cuestionar
    Es un insulto a la propia inteligencia
    Que deberíamos seguir, como a la misma conciencia

    La inteligencia no es una calificación
    Tonto, es necesario usar la razón
    Observar lo que uno mismo hace
    Cada día a cada instante.

    Encontrar que se puede vivir felizmente
    Sin traer sufrimiento, sin traer muerte
    Demostrando respeto a los animales
    Y no siguiendo costumbres irracionales.

    :) me gusta tu blog! recién lo encontré, saludos..

    ReplyDelete

Related Posts with Thumbnails